ESCAPE ROOM
Joel Joan y Héctor Claramunt
En el precioso teatro Thalía valenciano, ha tenido lugar la comedia de la temporada invierno-primavera.
Desde el principio aparecen desigualdades por todos lados, que van creciendo y creciendo hasta estallar en ataques de sinceridad condicionados por las circunstancias, que no son otras que una experiencia de Escape Room, concretamente cerca del marinero barrio de Cabañal, en el que se han encontrado trozos de personas, nunca una cabeza. La temática de la Escape es nazi ya que es el Doctor Mengele quien ordena y dirige la jugada provocando situaciones tragicómicas, que casi no se pueden digerir por la velocidad a la que aparecen, llamando a la risa y a la asociación de ideas rápida.
Dos parejas se volverán a conocer tras esta experiencia, una saldrá unida y la otra no, pero las dos han sufrido una transformación, como el gusano que se metamorfosea en mariposa. La amistad se sincera de verdad entre los cuatro personajes, unas veces reivindicando la justicia social y otras la sexualidad libre, siempre con tópicos bien traídos, lugares comunes cómodos y ridiculizados con ingenio.
Los enredos juegan con la política, los egos, las tolerancias y las intransigencias personales. Todo salta por los aires ante la posibilidad de perder la vida. Con sorpresas hasta el final. Las actrices y actores está muy bien, con interpretaciones muy estereotipadas que se irán desdibujando en el transcurso de la trama hasta evolucionar a lugares inesperados.
El caso es que el humor saca lo más profundo de nosotros mismos y al final acabamos riéndonos de nuestras actitudes ante quienes no piensan igual, quienes no sienten lo mismo, quedando bastantes ridículos, absurdos incluso patéticos. Es lo que tiene el teatro, que es un auténtico espejo y nos devuelve la imagen de lo que los demás ven y no queremos admitir o simplemente deformamos con maquillajes y apariencias respecto a nuestras relaciones.
Mejor con sentido del humor, sin duda, pero mucho mejor sin prejuicios ni estereotipos discriminadores. Somos distintos, viva la diferencia que respeta, que deja vivir sin pedir peajes de ningún tipo.
Queda claro que convivir no siempre es fácil, así que ¡por qué empeñarnos en querer que todo el mundo piense y actúe como nosotros, en crearnos enemigos sociales, en rechazarnos, en odiarnos? Los discursos de odio que tanto escuchamos en redes sociales y en otros medios de comunicación no nos sientan nada bien y provocan maldad y falta de entendimiento.
La comedia ayuda a reflexionar sobre nuestro comportamiento diario al reírse de nuestra cotidianidad como si nos conociera de toda la vida, como en este Escape Room en el que todo el mundo se puede identificar. ¡¡A reí, a reírse y a celebrar la diversidad que componemos en cada sociedad!!
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