MIERDIFICACIÓN
A propósito de J.J. Millás en A vivir que son dos día
La Ser, 18/05/25
Ha sido un programa redondo, otro más.
Del elogio a la lentitud, pasando por la necesidad de tener jefes porque no hay criterio propio, sentirse Truman, el del Show, por tener un guion hecho y un decorado elegido y no tener que salir del plató, hasta admitir que quiere un productor y un guionista en su vida, la primera mitad de la hora de hoy ha sido humorística al estilo Millás.
Sin embargo lo bueno estaba por llegar, me refiero al término Mierdificación, esta ha sido la clave. Siempre es una palabra. La ha pronunciado Javier del Pino a propósito de la degradación que, como pasajero, ha sufrido Millás en su último viaje en un tren AVE nuevo.
Todo lo que se privatiza dando pie a la libre competencia, acaba siendo de peor calidad, son productos a la baja. El tren se hace insufrible por los ruidos, las estrecheces, la falta de comodidad, de intimidad y hasta de velocidad. Ya no se puede poner el ordenador en una mesa y trabajar mientras dura el trayecto, ni siquiera se puede leer a gusto por la cercanía del resto de pasajeros. Esta degradación aparece cuando se comercializan trenes low-cost porque los anteriores tienen que competir con estos y necesariamente lo hacen a la baja, se infravalora el servicio a costa de infravalorar al consumidor.
El invitado del programa era un sociólogo que exponía resultados de numerosos estudios sobre la mierdificación en diferentes sectores. Todos igualmente degradados, degradantes y degradadores. Es el sistema capitalismo en su reciente versión. Primero se crean necesidades y para satisfacerlas se restan calidades poco a poco ya que el cliente está preso, cautivo, de esas necesidades.
Ahora se producen consumidores, somos el producto publicitario.
Un rato después, como me suele pasar tras escuchar esa hora del programa dominguero, veo las cosas de manera diferente, influida por lo que se ha dicho. Me parece que eso de la mierdificación está en todas partes.
En la educación pública, la administración responsable exige informes con evidencias de las conclusiones de los proyectos sin dotar de recursos a quienes los realizan, llamando evidencias a fotografías, sin más rigor ni justificación de nada, tan solo quieren fotos para subirlas a sus medios de difusión y con ello demostrar su trabajo. Hoy, precisamente, que las fotos se pueden fabricar a granel.
También se vende una educación pública inclusiva sin dotación de personal ni materiales para llevarla a cabo. Se envían mensajes a los equipos directivos para que cumplan los decretos con lo que tienen, incluso cuando es nada bajo amenazas de sanciones por incumplimiento del deber funcionarial.
Pero tal vez sea más grave el caso de la sanidad pública, concretamente las listas de espera, o sería más real decir listas del dolor y de la muerte.
Cuando lo público está tan enmierdado que se confunde con lo privado, tal es el caso de intereses partidistas en la política, la mierdificación es total, la calidad no aparece por ningún sitio y, lo que es peor, se contagia a la ciudadanía creando personas degradadas que necesitan esos discursos políticos, esas actitudes de la clase política para vivir en su cualidad de producto electoral.
A veces, las mañana de los domingos son auténticos descubrimientos semánticos que, al fin y al cabo, son la vida tal cual.
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