LAS GRATITUDES
Delphine De Vigan, Anagrama, 2021
Partía de grandes expectativas porque todas las personas que me habían recomendado esta novela me la habían puesto por las nubes. Se han cumplido con creces. Así que confiaré en el librero y la librera de la caseta de la Librería Berlín, en los jardines de Viveros de la Fira del Llibre de València, y seguiré a la autora.
La manera de estar en el papel importa. Las páginas en blanco, los grandes espacios entre capítulos y los nombres de los personajes en cada uno de ellos. Creo que como es importante el silencio, incluso como personaje, la autora y la editorial, han tenido que hacerle un hueco y materializarlo para que nos quede claro a quienes leemos. Si hay otros motivos los desconozco y este me parece de lo más adecuado.
Para hablar de la vejez es importante que aparezcan personas viejas y estas solo pueden estar, como tales, entre jóvenes para mostrarse tal cual son, con sus diferencias y particularidades. Aquí es así y se agradece. De hecho solo puede ser así para que la trama tenga sentido ya que se trata de relaciones humanas.
A través de la afasia se construyen diálogos maravillosos, y no es un oxímoron.
La autora propone palabras y sus versiones que nos cautivan, que son graciosas, imaginativas, poderosas y veraces, muy veraces. Esto es el núcleo duro del libro, el lenguaje que nos habita, el que somos, el que nos hace ser lo que somos. Por esto uno de los protagonistas es un logopeda.
Los recuerdos suelen ser un tema recurrente cuando se trata de enfermedades mentales y la vejez. También en este caso están muy presentes, de hecho constituyen buena parte del argumento porque van tejiendo la vida de la protagonista con el presente.
Nuestra sociedad se ve reflejada en los geriátricos. Cómo nos relacionamos con ellos, cómo trabajamos en ellos, qué lugar ocupan en nuestro tiempo, nuestra economía, nuestro día a día. Tenemos familiares, amistades, trabajos y obligaciones en ellos.
El pasado, el presente y el futuro se condensa en una habitación de una residencia geriátrica, concretamente en la cabeza de la protagonista y un par de personas decisivas en sus emociones e ideas.
Resulta muy interesante el camino que se transita a lo largo de la novela, está lleno de referentes vitales reconocibles por cualquiera, hay guerras y necesidades, hay acogidas y cuidados, hay gratitudes en muchas direcciones. Cualquiera puede sentirse interpelada/o, emocionada/o.
También yo la recomiendo encarecidamente.
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