OPOSICIÓN
Sara Mesa, Anagrama, 2025
Una joven interina en un Ministerio cualquiera narra su día a día como funcionaria, sin serlo todavía pero con aspiraciones y estudiando para opositar.
Mientras Sada escribe cómo se siente también describe dónde está u con quién, qué hace ella y los demás, las normas, las costumbres, los diferentes espacios del edificio enorme, las variadas y jerarquizadas categorías profesionales, los ruidos, las ropas, los accesorios y complementos que lucen sus compañeras y compañeros. Es posible hacerse una idea completa de lo que hace, dice y piensa la protagonista y alrededores.
Necesariamente es un crítica al sistema. Los tiempos de no hacer nada, los proyectos ineficaces, las reuniones absurdas, los nombramientos ridículos...buena parte del engranaje funcionarial es obsoleto, carísimo y frustrante. Así que sucede algo para animar el curro.
La autora nos divierte con juegos de palabras, con personajes caricaturizados, con desvíos de la trama principal que pueden ser importantes, incluso con suspense final y también ilustraciones a lápiz. A lo largo de la novela van desfilando personajes muy peculiares que aportan modos de ser funcionarios que influyen a la protagonista. Por esto a veces hay alegrías y otras decepciones en el año y medio de vida que es el tiempo que vive Sara en el libro.
Aparecen tópicos culturales muy arraigados como lo que se supone que significa trabajar en un Ministerio, ser funcionaria, ser jefe o informático, que la madre tienda a ser conservadora y la hija rebelde, pero están muy bien entrelazos y parece que nadie es previsible o que todo es original.
Resulta inevitable preguntarse si hay algo de verdad en lo que cuenta Sara Mesa, si el dinero público mantiene a personas en cargos como los que hay en esta novela, si su trabajo consiste en lo que aquí se cuenta. Puede que la realidad supere, también en este caso, a la ficción y estemos organizados por inútiles serviles privilegiados que impiden el ejercicio de los derechos básicos a la ciudadanía, incluso realizando proyectos con el fin de resolver quejas para lo que no les falta ni el comité de sabios oportuno. La ironía, la burla con estilo, acaba siendo la auténtica protagonista.
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