miércoles, 3 de junio de 2020

ANTIRRACISMO



Que vivimos en un mundo globalizado ha quedado patente con el coronavirus de una manera mortal. Quienes niegan acontecimientos evidentes por defender intereses propios en este caso ni se atreven. Necesariamente, en un mundo globalizado, se vive en el multiculturalismo. Ante este este hecho, antiguo, las actitudes más frecuentes suelen ser el etnocentrismo, el relativismo y el interculturalismo. Solo este último exige el respeto a las diferencias y lo convierte en riqueza. Las dos anteriores, que son las mayoritarias, alientan las separaciones, los guetos, las discriminaciones, concretándose en RACISMO entre otros perjuicios sociales, en ocasiones tan mortales como el virus.

Lo normal en una cultura multicultural, que es la más abundante en el planeta y desde hace mucho tiempo, es que se viva de diferente manera, así quienes son mayores viven de forma muy distinta a quines son jóvenes, quines trabajan a quienes no trabajan, quienes lo hacen en la ciudad a queines lo hacen en el pueblo, quienes han nacido en lugar a quienes han nacido en oro, quienes les gusta el fútbol y quienes no, quienes son ricos  a quienes son pobres...Dentro de la cultura mayoritaria y hegemónica siempre hay subculturas que conviven entre sí sin problemas.

Sin embargo también existen las contraculturas que por sus ideas de sociedad quieren cambiar la cultura hegemónica y construir la que les parece mejor. Aquí se encuentran grupos ecologistas, feministas o antirracistas, entre los que proponen un cambio sin violencia, democrático y dialogante. Lo que significa que la cultura mayoritaria en la que viven no es ecologista ni feminista ni igualitaria.

También hay grupos contraculturales que son terroristas y sus propuestas son violentas.

Lo grave del momento actual no son los grupos contraculturales sino los hegemónicos, las mayorías. Estas son consumistas, machistas y racistas, por seguir con los ejemplos anteriores. Los poderes económicos, ideológicos y religiosos dominantes avalan estos modelos culturales porque benefician a los ricos, a los hombres y a los blancos, por simplificar.

Muchas voces se están alzando contra estos modelos dominantes. Todavía no han conquistado el poder para cambiar las cosas y convertir las mayorías en ecologistas, feministas e igualitarias. Hace falta apoyo social que pueda tambalear al status quo que lleva instalado cómodamente en la cumbre de la economía mundial, con ejércitos sofisticados, tecnología puntera y paraísos fiscales.

Cada deportista, cantante, actor o actriz, empresaria/o, artista famos@ que se manifiesta públicamente contra el Racismo contribuye un poquito a minar ese muro hasta ahora invencible. El poder mediático, hipercontrolado hoy por el interés del poderoso, puede ser útil como instrumento contracultural. Los grafitis, las canciones, las camisetas o las chapas de la mochila pueden influir en los demás, las redes sociales, las series de televisión, los comics y l@s influencers juegan un gran papel en las cabezas de los jóvenes.

Ni un chiste ni una broma por muy inocente que sea la persona que lo hace debe quedar sin contestación antirracista. Ni una tradición, por muy basada que esté en creencias o ideologías, debe continuar si contiene el más leve atisbo racista.

Tomémonos en serio el antirracismo practicándolo!!!

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