domingo, 14 de junio de 2020

FREEHELD
Peter Sollett, 2015



Anoche, en la 2 de RTVE pusieron esta película protagonizada por Juliane Moore que reivindica la igualdad en los derechos sociales, concretamente de las personas homosexuales en relación con las pensiones de viudedad. El contexto es un caso real en la primera década de los años 2000 en Norteamérica, cuando una policía enferma de cáncer y a su pareja de hecho, mujer, no le conceden la pensión en caso de que fallezca la policía.

Sollett consigue un elenco inmejorable, no solo en las protagonistas también en los personajes secundarios. Los policías no pueden ser más policías, los freeholders son de libro, con sus trajes, en su podio, amparándose en las costumbres y tradiciones que implican creencias religiosas, los representantes del movimiento gay son los más típicos y tópicos, la prensa con sus grados de sesacionalismo y el pueblo celebrando la justicia al final. Si no fuera porque sabemos que es una caso real pensaríamos que es demasiado bonito para ser cierto, a pesar del dolor injusto que supone la trama, porque en el proceso de sufrir un cáncer irreversible se lucha contra la tradición y el conservadurismo más patriarcal y machista que puede haber.

La corrupción se mantiene en el poder, pero los derechos siguen siendo tema de amiguismo.

Cambiar las cosas que llevan siglos sin cambiar es una revolución. El colectivo LGTBI lleva décadas haciéndolo y cada éxito es una victoria global. Aunque haya estado de Norteamérica donde no se reconozca la igualdad en la orientación sexual, el hecho de que en algunos se haga es una victoria para todos, para todas porque supone que es posible, que hay argumentos, que llegará a todos pates porque ya ha empezado. Es un hecho.

El cambio cultural es un oxímoron. La cultura significa cambio. Y como somos animales aculturales estamos capacitados para asumir cambios constantemente, empezamos a hacerlo desde que bajamos de los árboles...y no podemos parar a menos que dejemos de ser seres humanos.

Bienvenidos los cambios que traen IGUALDAD entre las personas, donde quieran que se encuentren y sea cual sea su condición de ser. Este derecho es de los pocos que debería permanecer y sostener cualquier otro porque garantiza que los cambios que se produzcan no discriminarán a nadie ni perjudicarán a ningún colectivo, ni se producirán contra nadie. Se puede, se debe.

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