martes, 20 de abril de 2021

JUICIO AL RACISMO

 JUICIO IN THE USA



A veces no hay palabras para expresar ciertas cosas, hechos o comportamientos, por mucho que se repitan y lleguen a formar costumbres. Me refiero a atrocidades humanas contra humanos. Estos días, está siendo noticia mundial el juicio norteamericano al policía que puso su rodilla en el cuello de G. Floyd durante minutos incluso después de estar muerto.

Desde las ciencias sociales se afirma que el racismo ya no consiste en despreciar a alguien por razones biológicas, que ahora, todos los comportamientos racistas lo son por razones culturales. Sin embargo los rasgos físicos siguen siendo determinantes para que te pidan el carnet en el metro o el tren, para que te cacheen en un aeropuerto o para que te disparen en New York.

Las costumbres son muy poderosas, cuesta mucho cambiarlas. El racismo clásico sigue en el inconsciente colectivo engrandecido por el cultural o "culturista" como dice Yuval Noah Harari en 21 lecciones para el siglo XXI (pág.169 y ss. Debate, 2019), así " La policía considera sospechoso el tono de nuestra piel no debido a ninguna razón biológica, sino más bien a la historia" (pág. 173).

Precisamente es la historia lo que hacemos, en cualquier lugar del planeta. Todo acontecimiento histórico es obra humana, para bien y para mal. El racismo, entre otros, lo es, en sus diferentes versiones y con lo mismos resultados.

Después de tantos esfuerzos por conseguir derechos universales, dialogando, haciendo concesiones, demostrando las ventajas del respeto y la igualdad frente al odio y las desigualdades, resulta que seguimos siendo racistas administrativa y civilmente. El juicio se está celebrando en Norteamérica pero a nadie se nos escapa que podría ser en cualquier otro país. Las diferencias culturales, que nos enriquecen, son utilizadas por doquier para discriminarnos, ya sean territoriales, religiosas o políticas.

La seguridad es un factor para medir el nivel de progreso, de bienestar, de una comunidad, por eso es tan importante en las democracias que este factor esté garantizado por los estados y no depende de los individuos. Si no somos iguales en materia de seguridad ciudadana no lo somos en nada. Esto explica el racismo como otros modos de discriminación de masas tales como el machismo, la xenofobia, aporofobia, transfobia u homofobia.

El país más poderoso del mundo, de momento, debe tratar este caso racista como lo que es y tener responsabilidad global precisamente por ser quien es y ocupar el lugar que tiene en el planeta. Amín Maalouf decía en El desajuste del mundo (Alianza, 2011) que cualquier ciudadano norteamericano cuando ejercía su derecho al voto debería pensar en las repercusiones mundiales que tiene el que hay uno u otro presidente en la Casa Blanca y que tal vez, en esos comicios deberían votar más países ya que el gobierno de EEUU les afectaba como si fuera propio.


No es un juicio cualquiera. A pesar de las circunstancias propias de la Norteamérica actual, se está juzgando un sistema de Justicia Universal. Black lives matter.

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