sábado, 21 de noviembre de 2020

25N

 25N



A falta de mes y medio para acabe este 2020, el Ministerio de Igualdad publica (13/11/20) que han sido 41 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España, con 2 casos en investigación y son 23 los menores huérfanas/os como consecuencia de estos crímenes. 

Las cifras son escalofriantes, como cada 25N.

Vivimos tiempos de pandemia por un virus que hace que todo lo demás sea secundario. Sin embargo el virus del machismo también es asesino, mata a muchas mujeres, maltrata a muchas más y sigue sin ser tener vacuna con lo que el peligro de contagio es altísimo porque, al igual que otros virus, también muta, se disfraza, encuentra mentes favorables para su desarrollo sin límites.

No atender al machismo nos está suponiendo que asumimos el asesinato de entre 50 y 60 mujeres al año en nuestro país. Parece que nos diera igual, o que no nos importara la pérdida. Si fueran 50 ó 60 hombres asesinadas por sus esposas o exesposas desde 2003, año en que se viene contabilizando, ¿también daría igual o nos importaría poco?

Según nos acerquemos a la efemérides, puede que los medios de comunicación traten el tema y acaben afirmando que podríamos mejorar gracias a una buena educación, que todo empieza por la infancia, los roles de género que transmitimos ya con los juguetes, la ropita, la publicidad, los cuentos, los videojuegos,  que todo continua con las series de televisión, los deportes, las ofertas de empleo, los salarios, las oportunidades, que acaba con las tradiciones, las costumbres, los prejuicios y estereotipos...bueno, todo esto no lo dirán porque como mucho les dedicarán un par de minutos en los telediarios y un artículo en la prensa mayoritaria, para quedar bien con la ONU o algo así.

Lamentablemente, constato cómo año tras año, una parte de la población adolescente es más insensible al machismo que antes y les afecta menos la realidad, la evidencia de la violencia de género. Son capaces de aceptar más desigualdad que sus madres, bien porque no la ven, no son conscientes de que la tienen delante, o porque viéndola la asumen y continúan con ella como algo normalizado.

Creo que tanto desprecio y mentira hacia el feminismo en los últimos tiempos está calando hondo en mentes inmaduras, jóvenes, ignorantes y acríticas, como lo son esas masas de consumidores de emoticonos, twits, monosílabos, insultos amistosos y fácil botellón.

Las leyes educativas no están a la altura, ni el derecho, ni la policía, ni la medicina, ni los trabajos, ni las religiones, ni las costumbres, ni las familias, ni internet. De hecho todo está diseñado para mantener el patriarcado. Pero si además ven a la clase política vociferar cualquier cosa sobre la violencia ejercida contra las mujeres no les dejamos ni un resquicio de esperanza para cambiar.

Los agentes socializadores no dejan de socializarnos nunca. Algunos se han especializado en redes sociales y todo lo que las rodea. El ciberacoso es brutal.

Me gustaría que este 25N se tomara más en serio que nunca, ahora que estamos viviendo pandemias y conocemos sus consecuencias, que queramos evitar el más mínimo contacto con el machismo por si nos contagiamos y que hiciéramos todo lo posible por encontrar esa vacuna que tanto tarda en llegar que es la IGUALDAD. ¿Cómo sería la mascarilla antimachismo? 

No tengo muchas esperanzas viendo cómo una parte del Congreso de los Diputados gritaba Libertad al aprobarse una ley de educación que defiende lo público, es posible que griten Hombrismo cuando se aprueben medidas para contrarrestar las violencias sistemáticas, estructurales, contra las mujeres. 

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