martes, 3 de noviembre de 2020

 OLYMPE DE GOUGES (1748-93)


Hoy hace 227 que guillotinaron a Olympe de Gouges.

Pocas veces veremos su nombre en los libros de texto de primaria, secundaria, bachillerato o superiores. Pocas veces oiremos al profesorado pronunciar su nombre, hablar sobre su vida, su obra y los efectos que tuvo para la posteridad el posicionamiento político de esta mujer. 

La Ilustración alumbró mucho, pero los focos se detuvieron, como siempre, en los varones y se olvidaron de iluminar a las ilustradas, a las feministas ilustradas, a las que escribían sobre derechos de las ciudadanas. Pocas veces se ponen los focos en las mujeres que dicen lo que piensan con argumentos racionales, evidentes, irrefutables.

Falta tolerancia hacia el feminismo, falta reconocimiento público, valorar públicamente a las mujeres pioneras en materia de IGUALDAD. Este derecho, valor ético por antonomasia, que antecede al de la libertad según J.J. Rousseau, contemporáneo de Olympe, a quien se le olvidó hablar del ejercicio más obvio de la igualdad ya que no se refirió a la igualdad entre mujeres y hombres ningún ilustrado, encontrando ridículo que una mujer quisiera redactar un panfleto sobre los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana como si fuera a ser tan válido como los Derechos del hombre y del Ciudadano aprobados por la Asamblea Nacional Constituyente francesa en 1789, declaración considerada la antesala de los actuales Derechos Humanos.

Esta mujer puso de manifiesto que lo que no se escribe no cuenta. La estupenda Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa estaba a medias si no se mencionaba a las mujeres, sino se las consideraba ciudadanas. La consideración es capital para que en la práctica la igualdad pueda ser una realidad.

El lenguaje importa, el escrito y el oral, especialmente lo que hacemos gracias a las palabras, lo que queremos, deseamos, enseñamos y transmitimos con las palabras justas, verdaderas.

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