LAGUNA DE MANJAVACAS O CASA DE LAS AVES MIGRANTES
El otoño está siendo muy generoso, con sus temperaturas suaves y lluvias oportunas, nos regala momentos de maravillosa naturaleza, de espectacular belleza en el complejo lagunar de Mota del Cuervo, al sur de Cuenca.
Las grullas que se concentran allí, comen, practican el vuelo, se comunican y comparten espacio y tiempo con numerosas aves, que unas se irán como ellas y otras se quedarán una temporada o el resto de sus vidas.
Este domingo ha sido propicio para el disfrute en plena llanura manchega. La luz, primero nublada y más tarde soleada, permitía percibir todos los tonos de marrones, desde los casi amarillos hasta los casi negros. La lluvia reciente ha dejado un suelo limpio, sin polvo, con algunos charcos para jugar y con aguas estancadas separadas de la laguna central, la grande, que contienen animalillos y vegetación propia.
Hablando de vegetación, cerca del camino, se aprecia muy bien la salicornia ramosissima, una planta perenne halófita que crece en zonas de mareas salinas y es de color rojizo, granate, rosáceo y marrón. Parece coral emergido del fondo marino, se extiende formando una alfombra y la tierra a su alrededor está almohadillada, casi movediza, si pesas mucho puedes hundirte. Cuando la zona se seca en verano se vuelve totalmente blanca y se deshace con el viento convirtiéndose en salitre en polvo.
Varios grupos de grullas han alzado el vuelo y han pasado encima de nuestras cabezas, graznando, majestuosamente, se han paseado y han vuelvo al cabo de unas horas para nuestro regocijo porque verlas descender es todo un espectáculo. Con ese cuello, desgarbadas figuras aéreas, y esas patas, han danzando delante de nuestros ojos, como en u escenario las bailarinas, y se han posado sin dificultad alguna, totalmente en equilibrio a pesar de las apariencias.
Cuando nos sobrevolaban han formado uves o puntas de flecha perfectas. Resulta sorprendente que la naturaleza practique la geometría tan bellamente.
No sé cuánto tiempo se quedarán en Manjavacas pero merece la pena acercarse por allí un día de estos, antes de que el frío las haya emigrado hasta la primavera. Lleva prismáticos y alguna cámara de fotos, es que te gustará recordar lo que veas...mi sobrino ha contado quince momentos espectaculares relacionados con las grullas en apenas un par de horas. Alucinante!!
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