martes, 17 de noviembre de 2020

EDUCACIÓN EN FILOSOFÍA

 SIGNOS DE MODERNIDAD

Galileo practicando el método científico que inaugura: hipotético-deductivo (observar, hacer hipótesis, matematizar, verificar) experimento y razón.

Desde las revoluciones científicas del siglo XVII hasta nuestros días, se considera un signo de modernidad la autonomía de la razón respecto a cualquier otra autoridad, ya sea la tradición, la fe o sencillamente la superstición. Otro síntoma  o signo sería no aceptar ningún tribunal que no sea racional a la hora de juzgar lo que se considera verdadero.

Así las cosas, tendríamos que, siendo personas vivas ahora en el siglo XXI, desestimar los negacionismos y los bulos por ser cosas de otros tiempos, convenientemente demostradas como falsas y provocadoras de conflictos de intereses particulares que menoscaban el interés general.

A lo largo de la historia reciente hemos ejemplificado, en demasiadas ocasiones, las graves consecuencias de difundir bulos, mentiras, sobre individuos concretos o colectivos sociales, más o menos numerosos. El daño que se les ocasiona no se queda en la persona afectada o colectivo afectado sino que trasciende el momento y el lugar concretos para pasar al imaginario colectivo de comunidades enteras. Ha sucedido con las minorías étnicas, religiosas, locales, lingüísticas, o a mayorías y minorías por sus rasgos físicos, orientaciones sexuales, poder adquisitivo, enfermedades, edad, gustos musicales, preferencias culinarias o prácticas deportivas. Aunque el caso más evidente sigue siendo el machismo, o sea el menosprecio de la mujer por el hecho de serlo.

Cuando mi alumnado de Filosofía va aprendiendo lo que significa esta, los métodos filosóficos, las funciones que tiene, sus aplicaciones a sus vidas diarias, me pregunta por qué los Valores Éticos, asignatura filosófica donde las haya, no es compatible con la Religión. Y claro la respuesta tiene que ser una mueca torcida porque no hay respuesta racional ni coherente. No existe ningún motivo con sentido para separar al alumnado y que unos estudien religión católica y otros valores éticos, ya que estos son necesarios para todo el mundo por el hecho de ser persona. La LOMCE comete aquí un error tal que hasta un adolescente ve. ¿A qué se debe, por qué no se quiere cambiar esta ley?

Analizar la Igualdad, el Respeto, las Libertades, los Derechos, los Deberes, la Solidaridad, los Cuidados Medioambientales, las Responsabilidades individuales y sociales, etc. desde la filosofía supone reflexionar, plantearse otras miradas, adoptar posiciones nuevas, cambiar las perspectivas, adquirir argumentos y contrargumentos, denunciar falacias y probar afirmaciones, esforzarse en ponerse en lugares impropios y acoger matices nuevos respecto a las ideas propias. Este ejercicio intelectual exige diálogo, escucha, intervención y practicar la capacidad de consenso, de acordar. Como lo mayoría de aprendizajes se aprende practicando, siguiendo unas pautas.

Si la nueva ley corrige este intencionado error lamentaremos que seis o siete promociones de estudiantes españoles hayan sido maleducados por el gobierno pero serán seis o siete, si no lo hiciera la mala educación se mantendría generando una sociedad de ignorantes y segregadores.

No necesitamos más errores, más mentiras, más intereses partidistas, más usos de la educación para beneficios particulares (conciertos, privadas, ideologías nacionalistas, machistas, xenófobas, negacionistas o medievales, me temo). La nueva ley ha de ser moderna por lo menos, aunque lo ideal sería que fuera contemporánea.



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