viernes, 21 de junio de 2024

MUCHO MÁS QUE NARÍZ... MBAPPÉ

 K. MBAPPÉ


El racismo no es cosa de ricos ni de pobres, de futbolistas ni de panaderos, no lo es de hombres ni de mujeres, de personas de un país ni de otro, es un comportamiento inmoral, dañino y delictivo. Donde quiera que se practique hay que denunciarlo, pero lo más importantes es que hay que evitarlo, impedirlo, también con los votos en las urnas.

Algunos partidos políticos de derechas y de extrema derecha son racistas. En las democracias occidentales, como la francesa o la española, la libertad de expresión es un derecho fundamental. Sin embargo, aprovechar las democracias para practicar la antidemocracia debería estar penalizado. Un partido racista no tendría que ocupar ningún escaño en ningún parlamento democrático, porque destruye a la propia democracia, es como la fábula de la rana y el escorpión, es que este, por naturaleza, picará a la rana envenenándola de muerte. Los fascismos son antidemocráticos, defiende el racismo, el machismo, la xenofobia, el chovinismo, los guetos, los dogmas, son etnocéntricos por definición, corrompen todo lo que tocan y allá donde vayan lo dejan todo infectado por décadas.

Me entristece mucho que un futbolista como K. Mbappé tenga que declarar a favor de partidos demócratas ante unas elecciones en su país, porque entre quienes le siguen, a quienes le puede influir, deberían tenerlo claro. Pero, sorpresa, cuál ha sido la reacción a sus comentarios, muchas personas le recriminan que haga política, él, que es rico y famoso, y sobre todo por ser deportista, como si su trabajo lo realizara en otro planeta y cuando insultan a jugadores negros en los estadios ocurriera en otro planeta. Entristece mucho más la reacción del portero de España, lamentable otra vez el fútbol masculino español ante la oportunidad de posicionarse en el lado de los derechos humanos.

Hay algo que me gusta de toda esta vergüenza por quienes no entienden la vida social, humana, en la que entra el fútbol, todavía humano, y es que este jugador vendrá a España en unos días para jugar en un equipo en el que el racismo es ya una realidad repetida con demasiada frecuencia. Tal vez haga pensar a la afición, y lleguemos a entender que el racismo no se defiende sino que se persigue y se denuncia, que los partidos políticos que lo alientan no son democráticos y que por tanto no merecen nuestros votos, nuestras instituciones políticas, no merecen el dinero de nuestros impuestos en forma de sueldos.

Estoy totalmente de acuerdo con Mbappé y no con Unai. La convivencia democrática no es una cuestión menor, es clave para vivir en paz. 

No al racismo y a los partidos de derechas y extrema derecha que lo alimentan en sus medios, que lo difunden entre quienes menos pueden defenderse de bulos y consignas vacías de sentido. 

Ojalá veamos el deporte desde los valores que se le presumen: la IGUALDAD y el RESPETO.

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