domingo, 20 de septiembre de 2020

 MUCHA POLICÍA, POCA SANIDAD


Hay muchos virus, dado nuestro estilo de vida. La economía globalizada neoliberal recorre cada rincón de ese estilo de vida que produce, entre otras cosas, virus mortales muy variados.

El virus de la especulación inmobiliaria. Fondos buitre que expulsan de la vivienda a familias con pocos recursos. Bancos propietarios de viviendas vacías que han sido rescatados con dinero público. Con resultado de POBREZA y muerte.

Virus de los infrasalarios. Empresas multinacionales que contratan a falsos autónomos para que se jueguen la vida  veinticuatro horas al día por menos de 1000 euros al mes. Con resultados de enfermedades físicas y psíquicas de por vida y POBREZA.

Virus de la explotación doméstica: Mujeres inmigrantes, algunas nativas, que se desplazan desde las afueras a los barrios ricos a limpiar, cuidar enfermos, niños, dependientes, con horarios sin límites y no llegan a fin de mes, en sentido literal, físico, emocional y económico. El resultado es impotencia y frustración pues se trabaja duro y nunca se llega a todo. POBREZA crónica.

Ante estos virus nunca intervino la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid ni el Estado. Son muy peligrosos para la salud, se contagian tanto que se cronifican produciendo POBREZA de por vida y altas probabilidades de ser heredada durante muchas generaciones. Generan subsistencias extraordinarias de todo tipo.

Con la covid-19, como los muertos se acumulan en los hospitales y se ven, huelen, estorban, se cuentan en los telediarios, han decidido actuar mandando policía que vigile a los afectados para que se mueran en sus casas y no se vea, no se huela, ni se hable de ellos y sus múltiples virus.

Si hubiera médicos, pisos, salarios, transportes y horarios dignos para vivir normalmente, sobraría policía vigilante que podría ocuparse en la investigación y persecución de corruptos, en Madrid muy abundante entre el PP, y además, serviría para atajar el medio vírico de los barrios marginados, en definitiva de todos los barrios porque no hay fronteras para la vida.

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