sábado, 26 de septiembre de 2020

 PRUEBA DE SEPTIEMBRE


Constado que las medidas adoptadas por las direcciones de los colegios e institutos son las mejores posibles pero insuficientes, encaramos el primer trimestre cruzando los dedos a diario, dejándonos la voz en cada clase, en cada guardia y en cada pasillo. Simultaneamos libros con pantallas, ganando tiempo estas últimas, en busca de posibilidades para escenarios no presenciales y para responder a las innumerables exigencias burocráticas de la administración, a quien dan ganas de tratar como nos trata ella, es decir, darles la mitad de lo que necesitan y a destiempo.

El alumnado hace lo que puede y sin embargo nos parece poco...temblamos cuando les vemos salir al patio y sus cabezas se buscan hasta prácticamente chocar para decirse, para reírse, para sentirse entre iguales, amig@s, segur@s, normales.

En casa las familias responden ante los síntomas y se quedan a sus hijas e hijos o vienen durante la mañana a recogerlos si les llamamos.

El mundo continua fuera del centro, de puertas para fuera. Entramos y salidos constantemente llevando y trayendo. No podemos bajar la guardia. De hecho, en mi centro ya hemos aprovechado las Comisiones de Coordinación Pedagógicas para valorar las medidas tomadas e intentar mejorarlas. Hemos evaluado la adecuación de los espacios y el resultado era el previsible. Tenemos experiencia y nos sirve. Por esto, no cabe ninguna duda sobre las necesidades urgentes insatisfechas como la bajada de ratios. Ya le hemos dado todas las vueltas posibles, ya lo sabíamos y lo hemos comprobado por activa y por pasiva.

Necesitamos bajar las ratios. Necesitamos profesorado. Lo que está en nuestras manos lo hacemos y lo hacemos muy bien, ahí están los datos. En ningún otro lugar conviven cientos de personas durante seis horas diarias en espacios reducidos, en ocasiones con poca ventilación.

Al modificar los espacios y los tiempos nuestra metodología se ve seriamente afectada y nuestras actividades didácticas también. La pedagogía se transforma a la velocidad de la luz, en función del contexto, como si fuéramos camaleones...lo que se va quedando por el camino es difícil de apreciar todavía, pero habrá pérdidas importantes especialmente entre el alumnado más necesitado en sentido amplio y el que ya partía de una situación precaria o desfavorecida. Veremos.

Todavía quedan personas en las listas de espera para dar clase. Es el momento!!



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