BUÑUEL EN EL LABERINTO DE LAS
TORTUGAS
Salvador Simó, 2019
Buen comienzo de curso de las sesiones
de Cineclub Chaplin.
Empezar con el documental Tierra
sin pan de 1932, narrado por Paco Rabal, es un auténtico lujo
cinematográfico, una joya en pantalla grande sobre Las Hurdes en
todo su "esplendor". Si el resto de la temporada tiene este
nivel nos espera un gran disfrute artístico y crítico. Gracias
desde aquí.
Mi generación está acostumbrada a
entender que los documentales son fiel reflejo de la realidad y que
la animación es fiel a la fantasía, a la imaginación y creatividad
de sus autores o autoras. Parece que el documental es verdad y la
animación es ficción. Como en el Mito de la Caverna platónico
podríamos pensar que las sombras que ven los prisioneros desde niños
son los dibujos animados, son distorsiones, son mentiras y que lo que
ve el prisionero desatacado y obligado a subir a la superficie es la
realidad sin paliativos, es decir, el documental a plena luz del sol,
sin posibilidad de truco ni engaño.
Sin embargo la película de Simó
revela lo contrario, muestra el mundo alrevés. Cuenta cómo Buñuel
y unos amigos recorren Las Hurdes para realizar un documental que
denuncie la miseria y crueldad de la vida española en los primeros
años 30 en esa zona extremeña. En principio ha de ser un documental
porque es el formato más apropiado para la denuncia, para reflejar
las cosas tal y como son, para conseguir credibilidad y contundencia
(vale más una imagen que mil palabras) pero resulta que los
documentales tal como nos han hecho creer que son no existen, resulta
que los documentales son las sombras platónicas, son la ficción con
creatividad, dosis de imaginación, trucos y distorsiones. Lo real es
lo que nos cuenta Simó en animación, es decir, la capacidad
original de un artista para enseñar una trabajo que cambie la
realidad insoportable e injusta. La denuncia se representa en dibujos
animados, la verdad viene en formato de animación en el que caben
sueños, alucinaciones y montajes sobrevenidos a las circunstancias.
Buñuel no es surrealista en unos casos
y realista en otros, no es dos sino que su obra resulta de su visión
realista y surrealista juntas, de ahí su originalidad y su
dificultad.
Genial. Otra vez hay que decir que toda
la vida es sueño con Calderón y que Platón, con sus mitos,
decía algo de verdad. Habrá que intentar desacostumbrarse,
desaprender también es aprender y adquirir un poco de crítica y
escepticismo hacia lo que nos cuentan, venga de donde venga.
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