sábado, 5 de octubre de 2019

QUIÉN PILLÓ AL BOBO FEROZ
Sergio Vera, Flandes Editorial, septiembre 2019



En la presentación del libro, en el Salón de Actos del IES Pedro Mercedes, anteayer, el autor dijo que escribía novela negra porque es un género que suele atraer por la intriga, porque muchos grandes autores narrativos lo practican con gran calidad literaria y, este es el motivo más importante para mi, porque es un género que contiene denuncia social.

Una vez que lo he leído puedo afirmar que cumple con los requisitos del género negro, según su autor. La intriga se mantiene hasta el final, aunque a ratos se distrae por vericuetos secundarios para despistar. La calidad literaria se encuentra entre el dominio de la primera persona, las llamadas de atención al lector, las referencias a cuentos clásicos, algunos iconos del cine actual, la televisión española para niños de los 80 y 90 junto con una buena dosis de frases coloquiales oportunas que tan pronto riman como te hablan de Cuenca. Imagino a Sergio desternillándose de risa quitando y poniendo expresiones, dichos o sentencias a cuál más popular como una llamada a la risa o como parada de autobús (o mejor carrebús).

Pero lo que contiene, sin ninguna duda, es la tercera característica de las novelas negras. En todo momento, muy intencionado y actualizado, el personaje denuncia, una y otra vez, los estereotipos y prejuicios culturales que mantenemos desde hace siglos unas personas contra otras. Los denuncia bien, sin regodeos, de un plumazo, porque no hace falta explicar a estas alturas cómo marginamos a los demás sin motivos, cómo maltratamos a los demás con saña, cómo el fraude y el egoísmo triunfan a lo largo y ancho de nuestra cultura.

Mientras que sucede la denuncia aparecen los contravalores positivos de la amistad, la confianza, la ayuda y el amor de la familia. Así la denuncia se hace más llevadera...

Un asunto que es el ingrediente principal en toda novela negra, la verdad, las pruebas, los hechos, aquí aparece como en un espejo, dada la vuelta, hay que fijarse bien para no verla del revés. Podría pensarse que, en algún momento de necesidad, el fin justificara los medios y entonces se iría todo al traste, la denuncia se convertiría en un telediario al uso.

Hay una cuestión fundamental en toda la obra y es la falsa libertad o más bien el destino, o incluso mejor, las circunstancias que condicionan el comportamiento y dirigen la acción. Al final tienes la clave para entender el principio.

Es divertida, ocurrente y con un sentido de la justicia muy necesario.



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