sábado, 19 de octubre de 2019

VIVIR CON ODIO NO ES VIVIR


Desde Hipócrates sabemos que nos dominan los humores y que según estén estos así será nuestra salud. Clínicamente hablando los humores son sustancias materiales pero emocionalmente hablando son estados de ánimo que también dirigen nuestro bienestar.

Como los enemigos no existen y son fruto de nuestra imaginación, creación y deseos humorales, podemos estar tranquilos porque conocemos la causa y por tanto el efecto, así podemos atacar el problema de tener enemigos a quienes odiar. Primero reconocemos los síntomas (ahora no me gusta fulanita, me molesto menganito) y después ponemos remedio (¿desde cuándo me caen mal fulanita y menganito, por qué, a quién más le sucede?). Basta con observarnos y analizarnos, esto es, pararnos a pensar un poquito sobre nuestras palabras y conductas...que llevan consigo emociones propias y ajenas.

Mucho antes de Hipócrates, en Atapuerca, se han reconocido actos de canibalismo propios de muchas especies animales, también la nuestra. Con el paso del tiempo, evolucionamos hacia modos de vida más culturales que biológicos, más aprendidos que instintivos, más dirigidos que espontáneos.

Podemos generar enemigos en serie. Los líderes totalitarios son expertos, de hecho son fábricas de generar enemigos porque si no no sobreviven, les va la vida en ello. Viven del odio generado en la gente y esta gente vive presa del odio al otro, que un día sin comerlo ni beberlo se le enfrentó como superior o como inferior, como mejor o como peor, como negro, como mujer, como extranjero, como religioso, como homosexual, como pobre, como ecologista, como indígena, como rojo, azul, violeta o arcoiris...

Primero se le quitan las cualidades humanas y una vez deshumanizado es muy fácil atribuirle cualquier otro atributo inhumano como de otros animales o directamente de cosas. Los judíos eran cucarachas para los nazis y las mujeres somos objetos sexuales, posesiones para los machistas.

El odio produce bilis, ese líquido viscoso, oscuro, que provoca arcadas de asco cuando pasa por la garganta y cuando esto nos sucede estamos enfermos, hay que ir al médico...a un buen médico, al de la cabeza, el pensamiento, las ideas... 

¿Necesitamos tener enemigos que nos produzcan bilis y así estar enfermos?, ¿a quién le interesa una sociedad enferma, una epidemia de odio? y por si fuera poco, en este clima tenemos que votar gobierno!!!

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