miércoles, 30 de octubre de 2019

LILA DOWNS

Otra vez en el programa de La 2 La Hora Musa pude disfrutar de buena música en directo. Tremenda banda la de Lila Downs presentando su último disco. Pero lo mejor fue la versión de Clandestino de Manu Chao, a quien le saludó durante la canción.

Un tema de 1998 totalmente actual, compuesto por migrantes para llamar la atención de las fronteras, esos espacios donde la legalidad y la ilegalidad se confunden y se aplican en función del dinero que se tenga. Entre Ceuta y Gibraltar decía el francés y la mejicana pone nombres de territorios americanos, zonas fronterizas en las que la gente se juega la vida a diario. Europa y América, América y Europa qué más da, pudiéramos tener una versión vietnamita o pakistaní, nigeriana o congoleña. Veinte años después millones de clandestinas, de clandestinos, siguen cruzando fronteras, sin papeles, sin dinero, para ir a trabajar.

Las personas llamadas refugiadas que viven de cualquier manera menos en un refugio digno también son los actuales clandestinos y estos si han proliferado en los últimos veinte años tanto en Europa como en América a causa de las guerras, los terrorismos, las dictaduras, en definitiva por las múltiples causas capitalistas que campan por todas partes.

Anoche Lila Downs, con esa voz aterciopelada y firme, cantaba como clandestina y cualquiera que la oyera era clandestina. Entre vientos, timbales, acordeón y guitarra, bajo, percusiones varias y coros, sonaba a verdad, cada verso, cada estrofa del francés eran ciertos.

De madre indígena y padre norteamericano crea música que hace bailar mientras la cabeza se mueve adquiriendo conciencia. Ya no somos las mismas personas antes y después de oír a Lila Downs. Lo hace tan bien que a través de la alegría te ha generado una crítica, a través del baile te ha movido el pensamiento. Habla de sus raíces y habla de las de todas las personas.


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