28 DE ABRIL
DÍA MUNDIAL DE LA SEGURIDAD Y SALUD LABORAL
Es la primera vez que me aro en esta efemérides. Es la primera vez que reparo en la salud laboral como algo fundamental. Es la primera vez que puedo confirmar que la salud laboral salva vidas de la muerte. Es la primera vez que enfermo por mi trabajo.
Soy consciente de lo necesario que es llevar un mono de trabajo al tajo, el cinturón de seguridad en el coche, las botas de punta de acero en las obras, el arnés en regla ante el fuego, los guantes en un quirófano y el gorro en la cocina.
Cuando se nos impone el teletrabajo por la circunstancias del coronavirus, nadie nos habla de las medidas de protección que debemos cumplir. Se nos dice que atendamos a nuestro alumnado a distancia, que conectemos con él, que contactemos con sus familias, que nos reunamos virtualmente con los colegas...pero nadie nos advierte de los riesgos que todo esto supone para mi espalda, mis ojos, mis nervios.
Cada día fallece algún trabajador o trabajadora. Puede que cada hora o minuto si tenemos en cuanta el mundo entero. Muchas veces serán accidentes inevitables, pero muchas otras no.
En tiempos de desescalada por el coronavirus la Ministra de Trabajo pone sobre la mesa las condiciones laborales como exigencia prioritaria. Es un detalle que el gobierno, personalmente, se acuerde de las condiciones laborales, de las precariedad con la que se trabaja en este país, de la salud laboral que nos espera a partir de ahora, en el tránsito y después.
Hace muchos años que la Organización Mundial de la Salud definió la salud como un bienestar físico y psíquico. Ambos ámbitos han de protegerse y cuidarse al máximo siempre.
Las fechas de Días Mundiales están para recordar lo que no hacemos bien y empezar a cambiar las cosas para hacerlo. Beneficia a todo el mundo que las trabajadoras y trabajadores estén sanas y sanos. Hoy más que nunca, este día debe servir para actuar.
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