domingo, 12 de abril de 2020

CUANDO LO EXCEPCIONAL SE NORMALIZA...
ANTES HAY QUE TRANSITAR


Estamos en tránsito (como una de mis grupos de teatro favorito) así que todo está por hacer mientras salimos de una vida hacia otra, igual que lo que se suele decir de quien se muere, que vive muriendo o muere viviendo unos instantes: el tránsito, el paso, en "entre" dos, un antes y un después.

Acabo de oír una canción folclórica de La Mancha, una jota, en valenciano y me he emocionado. Mi cuerpo se ha puesto a bailar al ritmo de la música y a la vez que las bailarinas valencianas del vídeo.

Cuando Carmen París jotea sus canciones el resultado es muy bailable y animoso, convoca a gente de todas las edades y gustos, lugares y tradiciones. Eso tiene la jota maña que es manchega y valenciana, que es de cualquier latitud.

La música, como el resto de expresiones artísticas, está acostumbrada a transitar, así que conviene que nos rodeemos de arte para vivir estos días hacia otra vida, la vida después del confinamiento, de la muerte silenciosa, del virus invisibles, del contagio traicionero, del estado amargo que nos muestra la trastienda de la injusticia, la desigualdad y el precariado.

Hay que transitar dejando atrás todo lo que no funciona o nos hace daño como sociedad. Ya hemos experimentado el dolor social, pongámosle algún remedio y cuando instalemos otra vida más definitiva que sea más llevadera, sin exclusiones, sin desigualdades, sin precariedades, sin separar la economía de la vida porque no puede existir en condiciones soportables y humanas.

Transitemos, con una jota valenciana, con una canción de The Pretenders o con un violín armenio.

Pasado un mes de nuestras vidas, hemos tenido tiempo de pensar y sentir, de actuar y cambiar de ideas, de costumbres, de prioridades, de deseos...ya no somos nosotr@s. Ahora el proceso de mutación se impone poco a poco, tendremos branquias y pulmones a la vez...menudo reto!!!

Invitad@s estamos, a ver cómo nos comportamos delante de todo el mundo, pensad que no estamos sol@s en ningún momento, que cada paso es vigilado y escudriñado por miles de ojos de insecto, así que prestemos atención, concentrémonos, respiremos hondo (hoy el oxígeno es más puro que ayer) y echemos a andar, ya sea a cuatro patas o erguidos en dos, con plumas o aletas, hacia un mundo mejor.


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