jueves, 30 de abril de 2020

DURO PERO FÁCIL



Así se expresa Fernando Simón cuando resume las medidas tomadas por el gobierno ante la pandemia: quedarse en casa o "duro pero fácil".

Nuestra acervo lingüístico asocia la dureza a la dificultad y la facilidad a la suavidad, sin más matices. Así que esta asociación a través de una conjunción entre ambos atributos resulta cuando menos llamativa. No es un oxímoron propiamente dicho pero algo de imposibilidad contiene, de incompatibilidad en nuestra cabeza, en teoría, como idea.

Si embargo, estas dos palabras describen perfectamente la situación, las sensaciones que nos suceden al llevar a cabo las recomendaciones son de "qué barbaridad" y de "no tengo que hacer nada", así que quedarse en casa es duro y fácil a la vez...y muchas otras cosas también en función de cada circunstancia y persona, pero esos atributos son certeros.

Tal vez su experiencia en epidemias en otros países le ha obligado a ser preciso en los términos, por aquello de las traducciones y de evitar equívocos, de manera que ha adquirido el hábito de pulir más si cabe, la tendencia humana a economizar las palabras, una versión del mínimo esfuerzo para conseguir objetivos deseados. Está resultando de lo más útil para ciertos sectores de la población, aquellos que pretenden tergiversar sus mensajes con el fin de dañar al gobierno, aquellos que desean protagonizar noticias descubriendo errores ajenos y aquellos que teniendo poca cultura han de estar informados como el resto de la población.

Tres en uno!!

Hay una corriente filosófica llamada Filosofía Analítica que se empeña en el análisis del lenguaje para esclarecer las comunicaciones y así impedir problemas, más o menos importantes, entre las personas ya sea en la vida cotidiana o en los problemas económicos, políticos, jurídicos, científicos o culturales en general. Ahora resulta de lo más útil también en los asuntos médicos y de salud. Pero en el siglo IV a. C. los Sofistas ya pusieron de manifiesto el poder de las palabras con sus clases de Retórica, en las que enseñaban cómo hacer débil o fuerte un mismo argumento, a la vez que Sócrates se defendía ante el tribunal precisamente por falsas acusaciones usando la mayéutica, la ironía y los ejemplos para ser entendido y obtener la absolución que finalmente no obtuvo.

El caso es que hay que saber comunicar para lo que se necesita conocer primero el contexto de la comunicación, a quién se comunica, a través de qué canal y qué se debe comunicar. Creo que Fernando Simón asume bien su trabajo siendo duro pero fácil.

Agradecida a Fernando Simón.


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