miércoles, 29 de abril de 2020

LA HABITACIÓN
Lenny Abrahamson, 2015



Dos personajes, dos mundo, dos infancias, dos lenguajes, dos costumbres, dos significados de las cosas que componen la vida personal, la identidad, la experiencia, las emociones, los recuerdos, los proyectos, los miedos y los deseos.

Menos mal que a la mitad de la película se produce el giro esperado porque de tardar más tiempo se hubiera hecho insoportable. El director consigue recrear un ambiente bastante claustrofóbico y violento, con pistas demasiado claras sobre la causa de la situación que presenta aunque no las muestra explícitamente en los primeros, largos, minutos.

Los valores morales de una sociedad entera se ponen en cuestión cuando alguien se los salta. ¿La amabilidad y solidaridad han de practicarse con desconocidos?, ¿la confianza familiar dura siempre?, ¿la seguridad deja de ser una garantía en la adolescencia?, ¿la libertad de ser madre puede suponer el suicidio?, ¿el apego filial salva vidas?

Recuperar la vida tras una experiencia brutal de siete años de confinamiento puede ser imposible, aunque también hay esperanza si se cuenta con ciertos factores personales, económicos, emocionales...

Es un planteamiento desde dentro de la cabeza de la protagonista, la visión del mundo, los deberes, los tiempos, las conductas y enseñanzas de una mujer que tenemos que imaginar adolescente educada y feliz pero que es una  madre secuestrada y trastornada.

El dualismo que recorre todo la película nos hace pensar en la caverna platónica inevitablemente, en la ignorancia y el conocimiento, en las sombres y la luz, en los elementos del exterior distorsionados, manipulados y decisivos. E la imaginación necesario para los cambios, que es un riesgo vital para enfrentarse a la novedad, a lo otro, al afuera, al otro mundo, que en un caso nunca se ha vivido antes.

Conmueve cómo somos conducidos por distintas emociones. El guion ayuda a entender lo esencial, lo fundamental de la película y de los personajes en su contexto, de la sociedad norteamericana, con sus normas, costumbres, estereotipos y violaciones, frustraciones e insatisfacciones.

Elementos secundarios como la policía que les atiende, el doctor que los recibe, el padre que se ausenta, el perro que les acoge, la madre que entiende y soporta todo...las fotos, los juegos, las palabras y el pelo largo.


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