lunes, 20 de abril de 2020

ALUMNADO RESPONSABLE (VIII)

Ante un calendario sin fechas de finalización del confinamiento, sin citas de encuentros físicos, sin plazos cuyos incumplimientos supongan sanciones, sin una medida del transcurso del tiempo, todo se vuelve lo mismo, sin referentes temporales nada es temporal.

Avanzamos, o eso creemos, en un curso sin tiempo.

El alumnado no tiene relaciones sociales para ser, para estar, más allá de la familia (cualquier tipo de familia incluida la indeseable y perjudicial, la sin recursos y pobre, la enferma y en paro...la estructurada y la desestructurada) y va aguantando, de tirón, sin recreos, sin fines de semana ni puentes. Espera su turno del ordenador, espera el silencio de la tele o de los cacharros para hacer los deberes. Echa de menos vestirse para gustar, echa de menos encontrarse en la esquina con compañeros/as para ir a clase, echa de menos las bromas del graciosillo de turno y las reacciones de los profes para reírse y comentarlo todo el día, echa de menos cantar a coro la última de Rozalén o Lady Gaga, echa de menos jugar al fútbol en el polideportivo con los del otro instituto...

Hacer las tareas a solas no es lo mismo que hacerlas en grupo o al menos mientras las hacen los demás a nuestro lado, en clase, en la biblioteca o en los pasillos, sentados en las escaleras porque los bancos están ocupados con los mayores. La fuerza de la costumbre es muy poderosa y vencerla no es fácil, la distracción acecha permanentemente.

Los horarios se han roto por todas partes, la organización del tiempo es una odisea diaria, además la pereza ataca sin control, las dudas se acumulan y la imaginación escasea...

Ya no divierte llegar tarde a clase, interrumpir para llamar la atención y que todos te miren, y que tengas que inventar una excusa tonta...ya da igual tener el carnet verde para poder salir en los recreos, ya da igual falsificar la firma de tu madre para justificar la falta a última del viernes.

El caso es que siguen estando, entregando los ejercicios, incluso progresando y evolucionando adecuadamente sin nuestra presencia, sin vernos la cara, sin oír nuestras voces, sin nuestras explicaciones, sin nuestros ejemplos, sin nuestros castigos o chantajes...sin nosotros. Ellas solitas, ellos solitos van pasando por ese tiempo intemporal y creciendo sin proponérselo, también intelectualmente.

Aunque muchos disponen de tecnología, la mayoría finge estar en clase. Porque la clase no es sentarse delante de una pantalla o de un móvil.

Las noticias sobre el fin del curso, las notas, las recuperaciones o demás asuntos académicos les afectan pero a distancia, sin la participación de tener la palabra, sin poder preguntar, sin plantear su caso individual, sin ellos, sin los estudiantes!! 

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