sábado, 8 de febrero de 2020

ÉTICA CUÁNTICA


La representación de anoche en el Auditorio de Cuenca fue, sencillamente, maravillosa, como entender conceptos científicos y emociones humanas a la vez, como pensar y sentir sin poder diferenciar dónde empieza una acción y dónde la otra. El texto combina perfectamente, en la tensión dramática, información histórica de primera magnitud como para cambiar el rumbo del mundo y diálogo pasional entre amigos que fueron enemigos.

Según Platón "el Estado tiene carácter moral" y anoche tal vez no entendimos bien en qué consiste la fisión de átomos, o los isótonos del uranio o la importancia del reactor de partículas o los cálculos previos a los experimentos, sin embargo nos quedó clarísimo que sin ética no hay ciencia, ni siquiera física teórica o su aplicación.

Enmarcar el encuentro entre los padres de la Física Cuántica, Bohr y Heisenberg, en Copenhague en 1941 supone el escenario perfecto para empatizar con todo lo que ocurre en el escenario. Este marco histórico, real, permite que valoremos los descubrimientos científicos de manera más humana, nos acerca a las vidas personales y políticas en las que se desarrollan esas personas, sus familias, sus intereses, sus expectativas, sus contactos, sus sentimientos patrióticos, en definitiva su carácter moral con el que entran en el laboratorio y se hacen preguntas, marcan objetivos y realizan esfuerzos. Desde la posición personal hacia la ciencia, el recorrido contiene tantas dosis de persona como de ciencia.

Nada de lo que haga el ser humano es ajeno a su ética, tampoco la ciencia por muy neutral que quiera aparecer, por muy aséptica que se nos presente, por mucho prestigio que suponga para una universidad, un laboratorio, una revista científica o un país. Hoy más que nunca disponer de avances científicos exige políticas  que suponen intereses y conllevan inversiones económicas inseparables de principios morales.

Los contextos de descubrimiento y de justificación, que se estudian en Filosofía en asignaturas relacionadas con Filosofía de la Ciencia, ayudan a localizar los orígenes de las aportaciones científicas, y esa perspectiva genealógica permite valorar los avances y mejoras criticando sus aplicaciones y exigiendo responsabilidades. La visión filosófica es global y anoche, nos representaron parte de esa visión desde la física cuántica mostrándonos las vidas de los científicos, recordando las vacaciones, la infancia de los hijos, los estudios y los viajes, además del nazismo y las inversiones en investigación de las diferentes potencias mundiales.

En Filosofía de 1º de Bachillerato,  todavía entra en la programación El principio de Responsabilidad de H. Jonas porque los avances y progresos tecnológicos pueden ser mal utilizaados con graves consecuencias para la humanidad, y un tema titulado "Cosmovisiones" que estamos trabajando precisamente estos días. Cuando explico la tercera, la contemporánea, no vuelvo a colocar al ser humano en el centro de nada, ya no estamos en la revolución científica del XVII, colocamos al sujeto en la incertidumbre respecto al objeto, el sentido común se aleja de la ciencia, la objetividad no existe. Esto es lo que anoche demostraron los actores en el escenario. Esto es lo que sostiene nuestra visión del mundo y del ser humano en él desde finales del siglo XIX, confirmado en el XX y continuado en el XXI.

A veces el teatro es más importante de lo que pensamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario