martes, 13 de octubre de 2020

 EL TONO DE ILLA (el tonilla)



La desobediencia civil debería practicarse más, aunque para hacerlo bien tendría que estar regulada como un derecho constitucional. Cuando alguien la ejerciera el poder al que se ha desobedecido debería contestar y tratar el asunto en condiciones de diálogo argumentativo (sin mentir, respetando turnos, siendo relevante, escuetos) para resolver el motivo de la desobediencia. No pasaría más de una semana sin que se solucionase. No podría ser un capricho o una rabieta de nadie, más bien serían asuntos muy importantes de gran trascendencia pública, justificados, razonados, demostrados y constatados por un número de personas.

Hoy, a propósito de la salud ante la pandemia, la desobediencia solo puede estar justificada por la falta de medios para atender en condiciones dignas a los afectados, de ahí que las huelgas, concentraciones  y manifestaciones del personal sanitario de muchas comunidades autónomas estén más que justificados. Reivindican más medios materiales y humanos, o sea revertir los recortes que desde hace décadas se vienen repitiendo presupuestos tras presupuestos anuales. Sin sanitarios no nos curamos. Otro colectivo bastante perjudicado y clave, dadas las circunstancias, es el de los científicos e investigadoras, cuyos medios raquíticos pueden suponer salir de esta o seguir igual.

Ahora no hay dobleces ni exquisiteces sobre la covid-19, después de lo que sabemos desde marzo.

Es cuando el Ministro de Sanidad, sin elevar el tono aunque arqueando las cejas y moviendo el flequillo, entona que "la paciencia tiene un límite" y que el interés general, que es la salud, se debe imponer.

Yo lo diría así: dejémonos de tonterías y al lío, estamos tardando.

Menos mal que Illa practica el estoicismo...porque la prensa le aguijonea tanto como el PP y ante tantos ataques él se mantiene a lo suyo. Si hubiera algún ataque consentido debería entrar a trapo y responder o dimitir pero como no es el caso, sigue en la disposición de aceptar las circunstancias y actuar racionalmente, que en este caso es lo mismo que científicamente, clínicamente. Le toca ser el más responsable por su cargo y por la oposición que tiene enfrente, del PP y mediática.

Me encantaría charlar con él sobre la próxima ley de educación porque desde el estoicismo seguro que saldría otra cosa a lo que ha diseñado su colega Celaá, quien ha adoptado una perspectiva más bien oportunista, para salir del paso y así tendremos una educación pública inadecuada.

Dice Emilio Lledó, el pasado 5 de octubre entrevistado por Juan Cruz, que la política tiene que servir para organizar bien la sociedad y resolver problemas, pero sugiere que en España impera la mala política, de quienes mienten  y yo añadiría hasta practicar el "cuanto peor mejor" de M punto Rajoy.

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