sábado, 17 de octubre de 2020

 MALOS TIEMPOS PARA LA EDUCACIÓN... O  LA LÍRICA (que dirían GOLPES BAJOS)



Ayer en clase de 2º de Bachillerato, en Historia de la Filosofía, comentábamos a Aristóteles el texto de la EVAU. Es muy corto y claro. Escribe el griego que lo que nos diferencia del resto de los animales es que además de voz tenemos palabra (logos) y con ella podemos saber lo que es justo y lo que no, porque solo practicando la justicia se puede vivir bien, se es humano.

En la última pregunta del ejercicio nos cuestionábamos si es posible tener unos principios y valores morales en común partiendo de principios y valores morales distintos. La mayoría del alumnado respondió que sí, que podemos y debemos porque la variedad es riqueza, el entendimiento con personas que piensan de maneras diferentes resulta un gran aprendizaje y es una ventaja para vivir en concordia. Decían que el multiculturalismo es beneficioso y es natural, recordando la materia de cursos anteriores, esgrimían que lo mejor es adoptar una posición intercultural porque desde ella nos respetamos, dialogamos y tomamos lo mejor de cada cultura.

Para motivar respuestas diferentes, adopté la posición relativista y les propuse que ninguna cultura es superior a otra o que todas valen lo mismo. Lejos de sospechar el macabro asesinato de un profesor en París, por enseñar libertad de expresión con viñetas del periódico satírico Charlie Hebdo, les puse el ejemplo de cómo llegar a acuerdos, a principios y valores comunes, con un machista, un racista o un fascista. Reconocieron la dificultad pero apelaron a la EDUCACIÓN como medio para llegar a buen puerto, al fin político que es convivir con principios y valores morales comunes.

El lunes, cuando nos veamos de nuevo en clase y corrijamos los ejercicios sobre Aristóteles, tendremos que volver a replantear las preguntas para que pueda caber en las respuestas la realidad. La cruda e injusta realidad.

No es de ser humano asesinar a otra persona porque enseñe que la libertad de expresión es necesaria para ser libre. Mejor dicho es de ser muy mal humano usar un cuchillo en lugar de la palabra. Degollar, decapitar, son infinitivos que separan la cabeza del cuerpo, que cortan por el cuello, que matan la palabra. 

El respeto y reconocimiento a la educación siempre ha sido incompatible con los fanatismos, a lo largo de la historia tenemos muchos ejemplos de quema de libros, persecución a maestros, cierre de escuelas, prohibición del acceso a las mujeres y niñas...en nuestro país, sin ir más lejos, durante el siglo XX.

Hoy, como ayer, como en tiempos de Aristóteles, sabemos que es la PALABRA lo que nos define: qué bueno sería que la usáramos para querernos en lugar de para odiarnos.

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