domingo, 8 de diciembre de 2019

SUICIDIOS

"Porque tal es nuestro horror a la muerte, que motivos triviales nunca tendrán fuerza suficiente para hacer de ella algo deseable" pág.133, Sobre el suicidio y otros ensayos, David Hume, Alianza, 1995

Puede que haya personas que no compartan la afirmación del filósofo escocés, pero aunque está escrita en plena Ilustración hoy goza de gran aceptación entre la mayoría de la población occidental porque, desde todos los ámbitos, se nos intenta hacer ver lo malo que es el suicidio y que tenemos que combatirlo por motivos de salud, obvios. Parece que sea un deber moral, político, social, luchar contra el sufrimiento personal y el que pueda causar la muerte a otras personas allegadas.

Los datos de la foto son los últimos publicados. Se publican cada dos años y resultan cuando menos llamativos. Cuesta creérselos por lo altos que son los números. Si hacemos una translación del número frío a la persona concreta resulta que son datos increíbles, difíciles de aceptar o incluso de imaginar.

Los factores que pueden hacer que la muerte sea algo deseable pueden tantos que sería imposible nombrarlos sin dejar fuera muchos. Pero parece que triviales no son y que algunos no dependen del individuo sino del contexto social en el que se encuentra. Existe el acoso escolar y laboral, la violencia de género en todas sus vertientes (económica, psicofísica y sexual), la economía o el coste de la vida, la presión estereotipada de los agentes sociales como la moda, la religión, las tradiciones y están las redes sociales a través de internet que todo lo contaminan constantemente.

Sin embargo, las mismas circunstancias no tienen los mismos efectos en todas y cada una de las personas, ya que algunas acaban suicidándose y otras no. Hay otros factores personales, individuales que también son determinantes. Sobre estos trabaja la sanidad en su rama mental. Aquí los fármacos y las terapias de todo tipo luchan contra la voluntad o la falta de voluntad, esa característica exclusivamente humana.

El caso es que cuando nos llega la noticia de los datos de suicidios no podemos dejar de pensar lo vulnerables que somos y lo mortales que somos. Ya sé que tener en la cabeza ambas cosas impediría vivir con una mínima normalidad y tranquilidad pero cuidado, que no se hace mucho sobre esto y en cualquier momento podemos ser un suicida en potencia si no los somos ya, y en un par de horas podríamos serlo en acto. Escalofriante ¿no?


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