YO SÍ TE CREO
Cuando anoche en La 2 de RTVE pusieron la película La voz dormida y en el coloquio intervinieron el director, la hermana de Dulce Chacón y el presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica no lo pude evitar, una asociación de ideas me fijó las palabras YO SÍ TE CREO de las manifestaciones feministas contra las manadas de violadores.
La palabra de la mujer se ha cuestionado siempre. La propia mujer ha dudado de la palabra de otra mujer. La iglesia ha despreciado la palabra de la mujer. La Justicia duda y minusvalora la palabra de la mujer. El poder y su ejercicio en cualquier situación implica descrédito hacia la mujer.
¿Hasta cuándo?
La mujer en la ciencia, en la literatura, en el deporte, en la política, en el cine, en la moda...en todos los ámbitos públicos y privados se ha tenido que ganar el respeto a su palabra porque, de entrada, no lo tenía. La palabra de una mujer nunca vale por sí sola, nunca es suficiente ni verdadera.
Tantos siglos repitiendo que somos chismosas y con lengua biperinas que entre nosotras nos acusamos de verduleras y mentirosas.
Considerar la palabra de una persona es respetarla, es considerarla sin más y lo contrario es faltarle al respeto y por tanto no considerarla persona sino cosa, animal, nada. Por lo tanto se la trata como a una cosa y se la juzga como a algo y así se la estima.
Decían en el citado programa televisivo que estamos despertando. Creo que un poco, lentamente. Cuando levantamos la voz, esa que ha estado dormida, se nos sigue reprendiendo y tildando de locas, de violentas, de malas...como siempre. Nuestra voz todavía debe ser bajita, susurrante, breve porque es de mujer y vale lo que vale la mujer disciplinada, adecuada a las normas y costumbres.
No, no, todavía no tenemos el tono de voz debido.
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