sábado, 11 de enero de 2020


EL OFICIAL Y EL ESPÍA
Roman Polanshi, 2019



Me parece de lo más oportuna una película sobre la corrupción del poder. El militar. Un error histórico, una sentencia amañada y sobre todo, es esperanzador para la Justicia su reparación, el hecho de volver a celebrar el juicio y, esta vez sí, demostrar la verdad sin obstáculos y devolver la libertad al inocente.

Los años en prisión sin culpa alguna debieron ser insoportables, sobre todo si la prisión está en una isla diminuta y se sufren torturas gratuitas. Este tiempo y dolor transcurrido segundo a segundo no se puede reparar con nada, pero corregir el proceso y atender a los hechos debe ser un alivio enorme porque se acerca a la recuperación, al menos de la salud, de la familia, del trabajo, del honor, de la normalidad civil.

La implicación del intelectual Zola ha dado la vuelta al mundo. Ha supuesto tomar parte públicamente en un caso con el que no se tiene nada personal pero sí todo lo político posible, todo lo que significa civilización y convivencia entre personas. Sucede a finales del siglo XIX, en la República Francesa, ejemplo de modernidad y progreso europeo. Al final resulta que sí es la Francia moderna y progresista porque reconoce sus errores y los enmienda, que es mucho decir hoy por hoy, cuando las fakes news campan a sus anchas por todas las instituciones sociales, incluidas las del poder político y judicial.

La falta de claridad luminosa permanece a lo largo de la película. Muy pocas escenas suceden a plena luz del día. Así se consigue un clima propio del espionaje y la confusión. Según va transcurriendo, los personajes mutan y la historia toma cuerpo de intriga hasta la indignación y finalmente la satisfacción, siempre incompleta.

Los actores son excelentes. Técnicamente es impecable. Hay que estar atenta a los diálogos porque hay muchos nombres propios importantes en el caso, que encajan como las piezas de un puzle.

Las muestras de antisemitismo podrían representar hoy cualquier prejuicio racista y xenófobo que no nos acabamos de quitar de encima y que hace mucho daño para que podamos practicar el Respeto y la Presunción de Inocencia en os juicios, de todo tipo, también en los de los Tribunales de Justicia.

El uso de todo tipo de estrategias sin escrúpulos para despreciar públicamente a alguien se viene practicando desde hace tanto tiempo que ya no nos sorprende, a menos que consiga minar la vida de los protagonistas si estos son hombres, blancos, cristianos, claro...muy probablemente el resultado hubiera sido otro si habláramos de inmigrantes, mujeres o pobres.




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