jueves, 2 de enero de 2020

CORAZONES NEGROS
Noelia Lorenzo Pino, erein, 2018



Es fácil de imaginar a los personajes, a los lugares y los contextos porque todo es muy posible. Me temo que demasiado posible. La trata de mujeres en relación con la prostitución, la droga y la corrupción policial está a la orden del día.

Siempre se ha dicho que un tirano no puede sobrevivir en el poder sin una corte de acólitos que darían su vida por él. En el caso que plantea la autora, en una circunstancia actual tal que la existencia de mafias que trafican con personas cuanto más vulnerables mejor, solo se puede mantener esta práctica inhumana si hay una gran serie de cargos y subcargos que viven bien al amparo de la corrupción, la extorsión y el abuso de poder que proyecta la sombra del capo.

Hay una serie de valores morales violados y otra serie de los mismos que se respeta aún a riesgo de morir, porque las situaciones son límites y están ahí al lado. Las traiciones y la amistad son dos ejemplos de esa ambivalencia permanente que contribuyen a crear una trama doble, con una cortina de humo que llega a todas partes y todo lo envuelve.

Parece normal la presencia de la mujer en la policía española, eso sí, cuando se trata de puestos superiores, donde se cuece todo, ahí ya no está y menos mal...

En la novela negra la dosis de denuncia social, a fuerza de describir la realidad y hacer que los personajes protagonicen escenas de lo más macabras, es un componente esencial. Aquí está normalizado, aunque un poco camuflado, poniendo sobre la mesa esa peste contagiosa que no se cura, para la que no hemos descubrierto el antídoto: la corrupción. Una versión de la peor corrupción porque aparenta protección y seguridad cuando es abuso y explotación.

De lectura rápida, fácil de seguir las distintas tramas confluyentes, podría llevarse al cine tranquilamente y tener éxito.


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