lunes, 13 de enero de 2020

EXPERIEMENTO SOCIAL DE ENERO: OBSESIONES

En muchas ocasiones nos empeñamos tanto en algo que acabamos por obsesionarnos con ello. Como somos inconscientes no ponemos remedio. Con el paso del tiempo tenemos un problema de salud importante, muy importante porque nos afecta personal y socialmente.

Nadie está a salvo. A lo largo de la vida, en una u otra etapa de la misma, el peligro de la obsesión nos ronda, nos acecha e incluso nos posee.

Desde la ciencia se ha estudiado como fenómeno empírico del comportamiento humano y se explica dando las razones de por qué sucede, describiendo cuando sucede y proponiendo posibles métodos para su eliminación. Es la psicología principalmente quien se encargo de estudiar estos hechos, aunque no faltan otras propuestas menos convencionales como las terapias naturalistas, deportivas, de relajación a través del yoga, de pintura o de música, que reconducen la atención y percepción de las personas obsesionadas a lugares cercanos a la clama y el placer.

La ansiedad, el nerviosismo o el estrés son síntomas, sólo síntomas, entre otras cosas, de estar obsesionada, obsesionado.  Mantener una idea por mucho tiempo, tener que realizar algo necesariamente, no hacer nada o repetir permanentemente un ritual son ejemplos, sólo ejemplos, entre otros muchos de practicar la obsesión.

A veces, para minimizar la importancia, las llamamos manías, pero no se empequeñecen por ello, ahí están y si no se tratan crecen, aumentan tanto que se pueden convertir el único asunto de la vida de alguien, transformando al individuo de dentro a fuera.

Casi siempre relativizar las cosas, racionalizarlas, suele ayudar a controlar ese comportamiento enfermizo, pero no se puede conseguir de la noche a la mañana, ni en soledad, se necesita tiempo y alguien que marque pautas y valore los cambios.

Dicen que con la edad es más fácil tener estas "manías" y esto es lo peligroso porque nuestra capacidad de cambio es menor según envejecemos. Hay que tratar las obsesiones al menor síntoma, ya sea comerse las uñas en la adolescencia o tomar cuatro tazas de café diarias en la madurez.

Si te apetece, escribe anónimamente en comentarios, más abajo, tus obsesiones indicando la edad y el sexo.




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