jueves, 28 de noviembre de 2019

CUANDO LA LEY NOS PONE ENFERM@S




La causa del despido, según la última reforma laboral del PP, puede ser 8 días de baja médica justificada en dos meses. Esto es ley. Esta ley es injusta e indigna así que puede producir efectos indeseables entre los usuarios afectados, es decir, en la clase trabajadora.

Cualquiera que use la lógica corriente entenderá que hay cosas que producen otras cosas. Las primeras son causas de las segundas llamadas efectos. La Reforma Laboral del PP causa despidos en los trabajadores que enferman o están enfermos, lo cual excluye del mercado de trabajo a una parte muy importante de la población, y por extensión a cualquiera ya que todavía somos seres susceptibles de enfermar, todas y todos, incluidos los empresarios y votantes del PP. A memos que tengan anticuerpos especiales y nunca enfermen, o tengan medios suficientes como para vivir sin trabajar, o sean jueces y no se apliquen la ley a sí mismos.

El caso es que en lugar de mejorar las condiciones laborales para rendir más y mejor aprobamos reformas que en la cuerda floja a quienes tienen que levantar el país. Esta ley impide trabajar con normalidad pues provoca que se asista al trabajo estando enfermo, en malas condiciones, con un rendimiento malo y por debajo de las expectativas normales.

¿A quién beneficia? a quien quiere despedir a los trabajadores y trabajadoras para contratar a otros en condiciones más precarias y ventajosas para quien despide. Es el colmo de la hipocresía: se quiere tener buenos profesionales a cambio de poder despedirlos sin costes.

Bajo la espada de Damocles la calase trabajadora española se dirige cada día a su puesto de trabajo, cuidándose no se contagie con la comida, con la polución, con los virus omnipresentes...en fin, con la vida. Cuidándose no enfermen por las condiciones de salubridad y seguridad de su propio puesto de trabajo. Además, quienes estén enfermos nunca serán contratados o tendrá el despido antes que la nómina.

Tal vez sea una sensación otoñal o puede que la cercanía a países en los que no hay derechos laborales sea una realidad cada día más constatable. Perder derechos no es un buen síntoma de democracia, lo es de todo lo contrario por mucho que se llamen constitucionalistas quienes hacen estas leyes enfermizas.



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