MARGARITA SALAS
RIGOR E IMAGINACIÓN
Anoche, cuando me enteré de su fallecimiento no pude evitar que casi hay una calle en Cuenca con su nombre. Bueno, casi sería ser optimista. Es que hace un par de legislaturas, con el PP gobernando en mayoría, Izquierda Unida en el Ayuntamiento propuso democratizar el callejero de la ciudad, entre otros nombre, con el de la científica Margarita Salas para la calle del IES de detrás de las piscinas, IES que sigue sin nombre y que ocupa el Alfonso VIII.
A pesar de los numerosos argumentos que esgrimí y que nadie pudo rebatir seguimos sin calle con su nombre en Cuenca y hoy me entristece más. Yo había pensado invitarla con la excusa del nombre y poder tenerla en la ciudad durante un rato para aprender de su mucha y buena sabiduría. Así un referente como ella, una mujer aprendiz de Severo Ochoa, en la estela de Ramón y Cajal, hubiera podido despertar alguna vocación en las estudiantes conquenses, seguro.
Una mujer luchadora y constante en su profesión aunque las circunstancias le fueran adversas. Migró, cruzando el charco, y aprendió para volver y enseñar. Investigó sobre lo más novedoso e importante de la genética. Obtuvo premios aquí y fuera, reconocimientos de todo tipo y discípulos de altura que cane de la ciencia española un orgullo de la investigación pública.
Gracias Margarita.
Lamentable el Ayuntamiento de Cuenca.
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