domingo, 24 de noviembre de 2019

PARÁSITOS
Bong Joon Ho, 2019


En el cartel de la película solo se ven los pies de la novena persona de las diez que aparecen, así lo han querido los diseñadores, pero me parece que aunque los dos que faltan actúan menos son imprescindibles para la trama y la solución final de la misma.

La película surcoreana tiene de todo, acción trepidante, inundaciones, humor, crítica, arquitectura modernista, interpretaciones espectaculares y acidez en cada escena, ironía a raudales. Podría ser una obra de teatro porque los escenarios son pocos pero en el cine la historia se agranda y esta historia merece la pena que se agrande. En pantalla de cine chorrea el agua por las escaleras... 

Como todo buen drama también este incluye buena comedia. Dice su director "haga siempre todo lo posible para destruir las expectativas de los espectadores" y os aseguro que lo consigue, totalmente. Y esto es lo que no satisface del todo al principio, cuando acaba la película los primeros comentarios son "que sobraba metraje" o que "se ha pasado al final", pero según va pasando el tiempo llega la satisfacción también porque cuadran los excesos, de metraje y de final, cierran el círculo, no hay fisuras y la familia protagonista recupera un poco de dicha tras la dura y brutal contienda.

Hay situaciones en la vida en que hay que arriesgarse porque no se tiene nada que perder...o sí, si tenemos en cuenta la dignidad, la sinceridad, la amistad...en fin, si tenemos en cuenta las consecuencias de nuestras acciones, pero ¿cuándo lo hacemos?

Hay pocas ocasiones de ver cine surcoreano y cuando se puede ver hay que celebrarlo porque la interculturalidad es un hecho que enriquece, es un gustazo comprobar lo fácil que nos resulta conectar con la historia y los personajes. No hay distancias que salvar.

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