CUSTODIA COMPARTIDA

Xavier Legrand, 2018

Cuando la Justicia que debe ser igual para todos al serlo lo estropea todo. La primera escena sucede a tiempo real. El director se toma todo el tiempo que una jueza necesita para oír a las abogadas de las partes, con sus silencios, sus gestos y tonos, hasta que decide emplazarlos más tarde para la sentencia.

Se trata de conceder o no la custodia compartida de un menor a su padre que es maltratador.

Las dudas siempre aparecen. El crédito del testimonio de la mujer nunca es entero.

El director ha dicho que quería mostrar la violencia de género hacia los hijos, desde los hijos y a propósito de los hijos. A mi juicio lo hace muy bien, consigue estremecernos en varias escenas, en unas por dolor y en otras por rabia. La conducta de una persona con miedo es incierta. Las mentiras de una persona decepcionada son constantes. La paciencia de las familias es infinita. Entre miedo, decepciones y paciencias aparece la trama sincera de la supervivencia, algo muy normal en los ambientes de violencia de género porque las mujeres que la sufren son supervivientes y sus hijas e hijos también y además tienen que vivir con ello el resto de sus vidas. No siempre viven para contarlo. Ni las madres ni los hijos e hijas.

Las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en Francia este año son 130 y el cine francés no disimula cuando es social a la hora de abordar la crudeza de la realidad del problema que trata. En esta película no hay disimulos sino realidad a pala seco en el ámbito judicial, familiar, personal, vecinal y social. Todos los componentes sobre el tapete de la violencia de género. 

El trabajo de niño es preciso siempre, cuando está con el padre, cuando está con la madre, cuando está con los abuelos, maternos y paternos, cuando aparece expresa la situación perfectamente, lo que ha sucedido antes y lo que puede suceder después. Es el auténtico protagonista de un drama insoportablemente repetido en muchos hogares.

Mañana, 25N queda mucho por reivindicar!!