viernes, 22 de noviembre de 2019

DIECISIETE
Daniel Sánchez Arévalo, 2018


Sigue la Semana de Cine de Cuenca que realiza Cineclub Chaplin.

Todo parece suceder lejos, en otro país que no sea España, por la autocaravana, los perros, el asperger, la abuela-madre moribunda y los servicios sociales...pero resulta que sucede en Santander Cantabria, en sus pueblos, en sus paisajes, en su playa final.

Podría pasar por una cinta de cine social europeo tipo Loach o parecido, pero es de ese español que suele retratar en su obra las relaciones familiares, los parentescos, la infancia y el pasado como causa de las vidas actuales que nos presentan sus personajes en medio de unas circunstancias de crisis. Crisis de identidad, crisis de pareja, crisis familiar, crisis económica, crisis vital, crisis de hermandad...

Está tan bien hecha que no te das cuenta de todos los lugares comunes que se te plantean en la trama. Todos los sentimientos familiares, vividos mil veces, que los personajes desarrollan para poner el contenido fílmico y que tú, como espectador, hagas el resto...en esto del cine, es una buena parte, tienes que poner el entendimiento, la credibilidad y la lógica, lo demás te lo dicen ellos: dos hermanos, una abuela y una perra.

Con sentido del humor, como no podía ser de otro modo con un personaje un tanto asperger, transcurre la road movie llena de situaciones entre absurdas y reales, entre dramáticas y cómicas, entre rabias y amores, entre desafíos y certezas. Lo hacen muy bien la pareja de actores y el guión ayuda a mantener el interés. Como suele pasar en este género de películas, el viaje es la importante, es la terapia, la catarsis social, personal...humana.

Me resulta tan fácil conectar con las historias de Daniel que voy al cine sabiendo que me va a gustar...tal vez porque seamos de la misma generación y hablamos el mismo lenguaje, aunque podría, la próxima vez, hacer una historia de hermanas, para variar.


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