sábado, 28 de marzo de 2020

MUERTE DE UN CLICLISTA
J. A. Bardén, 1955


Anoche, otra vez en La 2 de RTVE, pudimos disfrutar del buen cine. Para homenajear a la reciente fallecida Lucía Bosé, tuvimos la oportunidad de ver un ejemplo de cine psicológico y social de altura. En la España de la dictadura franquista la vida no era en blanco y negro para todo el mundo, las diferencias de clase, las diferencias morales, las diferencias de género muestran un panorama heterogeneo bien diferente a homogeneidad que habitualmente nos lo han transmitido de la época.

La trama de sospecha permanente , de insinuaciones acusadoras, de secretos hipócritas, de disimulos y apariencias vengativas, de egoísmos por supervivencia, de accidentes con culpas, de consecuencias sin responsabilidades, de conciencias de clase y de destinos funestos.

Original guion y tratamiento del director con una música (Isidro Maiztegui) reveladora y siempre expectante, con planos largos (en la universidad) y cortos (en los diálogos) dialogando como los personajes, con interiores como escenarios de teatro y exteriores como la realidad verdadera. En todo momento, Bardén está trabajando un dualismo dentro-fuera ya sea para transmitir el estado anímico de los protagonistas, ya sea para transmitir la situación social de la época histórica.

Dilemas morales, alienaciones sociopolíticas, pasiones e intereses.

Alberto Closas interpreta todas esas contradicciones en su cara, todos los cambios emocionales desde la humillación al placer, desde la mentira a la revelación del deber moral. Actúa extraordinariamente, como hemos comprobado después en multitud de ocasiones, incluido el teatro. Grande Closas.

Lucía Bosé, hierática, impertérrita, capaz de todo, evoluciona desde la insignificancia a la cima del control y el poder de decisión sobre su vida y la de los demás. Parece ser un títere y resulta ser quien mueve los hilos, ciertos hilos.

El resto de personajes muestran todos los estatus sociales, intereses, necesidades, relaciones de dependencia y roles del momento, centrados en la clases altas que necesariamente tienen su correlato en las clases bajas. Un aspecto no menor, es el que juega la universidad española, la facultad de matemáticas. Interesante retrato de la idiosincrasia del mundo docente y estudiantil.

El final, con una pizca de justicia azarosa, plantea cuestiones éticas de primer orden, preguntas personales sobre los deberes, las responsabilidades y el grado de libertad para poder asumirlas.




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