lunes, 23 de marzo de 2020

OLVIDAR PARA VIVIR MEJOR



Nuestra memoria es selectiva. De estos días tan novedosos, peligrosos y estimulantes, recordaremos cosas y momentos que puede que no nos importen y aquello que consideramos clave en nuestra vida lo olvidemos. Las emociones son el criterio con el que trabaja la memoria y luego será el contexto, las circunstancias en las que nos encontremos a la hora de recordar, lo que proporcione los recuerdos.

Hay personas que podrán contar minuto a minuto este tiempo, tan raro, tan diferente a todo el tiempo anterior a este. Hay personas que apenas podrán recordar más allá de los últimos días del confinamiento. Cada una es particular en todo, también en su cerebro y todo lo que contiene incluida la memoria y las emociones.

Sin embargo, apartando las diferencias que son inevitables y hay tantas como personas, existe la memoria colectiva. Es esta la memoria que contiene los recuerdos de un grupo o comunidad, que construyen la identidad grupal e influye en la memoria individual. En este tipo de memoria, las manipulaciones de los medios, las interferencias de los demás, los valores y actitudes de nuestros familiares, vecinos y amigos, tejerán un entramado con su vocabulario propio, con sus emociones contagiadas de un valor incalculable para cada vida. El significado de las cosas y sus repercusiones vitales. Las cosas mismas son lo que hacemos con ellas.

Sucederá que, hablando entre nosotros, alguien diga que pasó tal cosa y tú no lo recuerdes o no exactamente así. Entonces comprobaremos que la imaginación es fundamental en la memoria y en el recuerdo, que sin la imaginación pocas cosas se conectarían o tendrían sentido. Rellenamos con palabras o imágenes mentales los huecos de la memoria, que por definición ha de ser incompleta porque no todo lo que recordaremos de esta etapa, la etapa en la que le mundo se paró por un virus,  lo habremos vivido en primera persona.

Intentamos recordar hechos sociales importantes y casi siempre recordamos frases o imágenes de los medios. Nuestra cultura es audiovisual. Recuerdo la Guerra del Golfo por la pantalla de la televisión en negro con ráfagas verdes fosforito cruzándose y un nombre "libertad de duradera" para referir una batalla que fue una invasión. Todo televisado, radiado.

Hoy que disponemos de dispositivos tecnológicos que graban todo, los recuerdos serán fruto de la tecnología, esta nos hará recordar lo que vivimos y si se truca los recuerdos también.

El caso es que nuestra memoria, ella solita, es capaz de hacer que recordemos aquello bueno y malo que nos convenga para vivir mejor, como una estrategia de supervivencia. Eso sí, ayudada de la imaginación, que tenemos de serie, para no traumatizarnos ni enloquecer, o sea, como estrategia de supervivencia.

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