GRETA (LA VIUDA)

Neil Jordan, 2019

La crítica dijo que Isabelle Huppert hacía de mala, malísima, y por eso era buena, la actriz y la película. Pero yo creo que Isabelle Huppert siempre hace de mala incluso cuando su papel no implica maldad. Hay algo en su físico que da miedo, tal vez su delgadez, con su rostro lleno de aristas y su pelo perfectamente colocado, siempre bien vestida, con un estilo perfecto sin ser excesivo ni defectuoso. Aquí vuelve a tocar el piano...

Da grima tanta realidad en el cuerpo de Isabelle.

Haga lo que haga transmite muy fácilmente, muy directamente, a penas tiene que pronunciar palabra, su cara, sin muecas ni gestos, ya expresa perfectamente el mensaje, que en este caso es más cruel y despiadado que en otras películas.

Es una trama de intriga psicológica, con crímenes y secuestros, con acosos y torturas. Una psicópata de oscuro pasado ejerce su peculiaridad característica mental a sus anchas en la Manhattan actual. La ciudad, perfectamente reconocible, se abre al subsuelo del metro y del marginal extrarradio.

Desde la criminología, Paz Velasco de la Fuente (abogada penalista y criminóloga) afirma que los crímenes que cometen mujeres suelen tener en común la técnica del envenenamiento y el anonimato, que los móviles suelen ser emocionales o económicos. Aquí se cumple el perfil.

La víctima principal parece tener una personalidad más bien plana con la que mostrar fragilidad y desamparo y así diferenciarse mejor del resto de personajes que parecen ser más fuertes, decididos y resolutivos como su compañera de piso y la propia psicópata.

Técnicamente lo tiene todo, interiores oscuros y exteriores luminosos, excepto para mostrar las diferencias sociales, que Jordan proyecta planos del interior del extraordinario, amplio, moderno, apartamento de una joven rica y por el contrario el barrio marrón, pobre y alejado de los rascacielos de la inmigrante enfermera rumana.

Apenas aparecen hombres y cuando lo hacen son secundarios.

Cine de terror, de suspense, de calidad.