viernes, 19 de julio de 2019


DISCURSO DE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA

ÉTIENNE DE LA BOÉTIE (1530-1563)

Virus, Barcelona, 2016




Antes de pasar al contenido de la obra tengo que decir que esta edición es muy interesante porque contiene, además de El discurso de la servidumbre voluntaria, una introducción sobre el manuscrito del siglo XVI, apéndices con fotos y opúsculos de Pierre Clastres (libertad, desventura, innombrable), Santi Soler (lectura a triple nivel), Simone Weil (meditación sobre la obediencia y la libertad) y Andree May (un estudio sobre las interpretaciones del Discurso), cada uno de estos altamente recomendable.

Bastaría que un país no hiciera nada, no diera nada al tirano para que la libertad que este le ha quitado volviera al propio país. “Si no les diéramos nada ni les obedeciéramos, sin combatirles ni atacarles, les dejaríamos desnudos y derrotados y ya no serían nada, así como el árbol cuyas raíces ya no reciben savia, pasa a ser muy pronto un tronco seco y muerto” pág. 51

El tirano tiene los ojos del pueblo para espiar al pueblo porque él solo tiene dos, igualmente pasa con las manos y los pies “¿cómo llegaría a tener tanto poder sobre vosotros sino fuera por vosotros mismos?” pág. 54

Sin la libertad todo lo demás pierde su sentido, está corrupto y es servil. Ahora la libertad ya no es natural, lo natural es la voluntad de servir. Sin embargo la naturaleza nos ha hecho a todos igual por lo tanto no cabe que algunos sean esclavos. Así pues es natural la libertad ya que “a nadie se le puede esclavizar sin ultrajarle” pág. 57, de hecho, a lo largo de la historia, si los hombres se dejan esclavizar es porque han sido forzados o engañados y más adelante, ya toman como natural el estado en el que nacen “la naturaleza tiene menos poder sobre nosotros que la costumbre, porque lo natural, por bueno que sea, se pierde si no es cuidado, y la educación nos hace siempre a su imagen, sea esta la que sea, a pesar de la naturaleza” pág. 63

“Los hombres son tal como la educación los hace” pág. 64 Cuidado, aunque la naturaleza humana es la libertad y desearla,  también es natural para la humanidad educarse y ser el resultado de su educación. “La primera razón de la servidumbre voluntaria es la costumbre” pág. 69
Solo quienes estudian y saben aman la libertad, valoran el pasado y juzgan el futuro ponderando el presente, incluso aunque fueran esclavos imaginarían y sentirían la libertad repudiando la servidumbre.

“La primera razón por la cual los hombres sirven de buen grado es la de que nacen siervos y son educados como tales. De esta nace otra, que bajo el yugo del tirano, la gente se vuelve fácilmente cobarde y apocada” porque al perder la libertad pierden también el valor, la decisión y la alegría, estas cualidades son las que más teme el tirano, que nunca estará tranquilo si hay un hombre valiente. Por esto propone al pueblo juegos, burdeles, tabernas y así mantiene ocupados y ociosos a los insurgentes.

Los teatros, los juegos, las farsas, los espectáculos, los gladiadores, los animales exóticos, las medallas, los cuadros y otros engaños semejantes fueron para los pueblos antiguos los cebos para la servidumbre, el precio de su libertad y los instrumentos de su tiranía. Este sistema, esta práctica, estas seducciones utilizaban los antiguos tiranos para narcotizar a sus súbditos bajo el yugo. De este modo, los pueblos embrutecidos, encontrando encantadores estos pasatiempos y divertimentos por el vano placer que les ponía ante los ojos, se acostumbraron a servir tan neciamente, aunque mucho peor que los niños, que por ver las resplandecientes imágenes de los libros ilustrados, aprenden con ello a leer. Los tiranos romanos tuvieron además otra gran idea: festejar a menudo las decuria públicas, donde se entregaban a los excesos de la gula.” Pág. 78

Otro truco del poder es no dejarse ver al pueblo de manera que se le tema sin ser visto. Todos los tiranos se esfuerzan por tener controlado al pueblo a su servicio a través de la costumbre, buscan que se les venere, se les obedezca y sirva. Siempre son cuatro o cinco los que sostienen el tirano, sus confidentes. Estos tienen a seiscientos  que prosperan bajo su protección y estos tienen a seis mil bajo su poder. Así resulta que son millones los que “se anudan al tirano, sirviéndose de ese hilo” pág. 87, o cadena de favores o estómagos agradecidos. “Gracias a la concesión de favores, a las ganancias o a las compensaciones que se obtienen con los tiranos, hay casi tanta gente para quien la tiranía es provechosa como para quien la libertad sería deseable” pág. 88 Es por esto que el tirano está a salvo por sus súbditos, los ve haciendo lo que les manda y quiere que piensen lo que él quiera y que le satisfagan sus deseos, con bienes materiales.

La amistad supone integridad, confianza, constancia y es imposible que haya crueldad, deslealtad e injusticia, porque la amistad se funda en la igualdad. Así se puede combatir a los favoritos del tirano que entre ellos no son amigos y al propio tirano quien por definición no tiene amigos ni sabe qué es la amistad porque sino no estaría por encima de todos.


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