POR LA ENDOGAMIA
HACIA LA EXTINCIÓN.
Si extrapolamos el asunto del lince ibérico al plano de la
política española podríamos afirmar que da igual los cambios de ejemplares,
personas, que se presenten por los partidos políticos, sus acciones serán muy parecidas
porque no pueden cambiar.
Los genes del lince ibérico actual, unos 600 ejemplares en
toda la península, proceden de muy pocos individuos con lo que el material
biológico con el que cuentan es muy similar. Esta poca diversidad puede
provocar enfermedades, malformaciones y trastornos múltiples. Aunque consigamos
reproducirlo siempre tendrá la misma base genética y por tanto será débil,
enfermo y proclive a numerosas e impredecibles enfermedades. Nunca tendremos un
lince ibérico sano jamás. Ni con clonación ni con centros de recuperación, ni
con dinero europeo, ni con novedades tecnológicas punteras. Con nada. Cuando se
pierde la diversidad natural ya no se recupera jamás.
Podríamos explicar el fenómeno de los nacionalismos y los
fascismos del mismo modo. Parten de los mismos principios luego no hay
diversidad y por lo tanto tampoco puede haber novedad, solo puede haber
imperfecciones, versiones distorsionadas, maquilladas, camufladas. Nada sano,
porque los originales siguen ahí, pocos, únicos, aunque dispongan de medios
modernos, de donde no hay no se puede sacar. Si se mezclan desaparecen, como el
lince ibérico, que si lo cruzamos con otras especies parecidas el resultado
nunca será un lince ibérico aunque se le parezca.
Tenemos partidos que nunca cambian tipo PP y PSOE aunque se
pongan personas diferentes al mando tienen ya unos hábitos adquiridos muy
difíciles de cambiar. Tenemos algunos que se juntan y al mezclarse se
transforman siendo otros tipo Unidas Podemos. Y tenemos otros que se disfrazan
para aparentar ser oportunos, actuales, necesarios, modernos, europeos, vitales,
juveniles, pero que no pueden ser más que una copia pintoresca del original.
Nada les puede hacer mejorar, solo se reproducen con el tiempo, en unas
circunstancias favorables y así se mantienen, iguales, sin variedad, Como si
estuvieran en un centro de recuperación de especies en extinción, se les
alimenta y se sueltan a la sociedad llegado el momento.
¿Quién les protege, de dónde reciben los fondos, cuál es el
objetivo de su reproducción masiva, qué territorios les son concedidos para su
expansión…?
Como todas las especies endogámicas, corren el riesgo de
deformarse mucho y mal. Esto se sabe. La historia nos lo enseña a diario por
ejemplo en las monarquías europeas de no hace tanto. También las dictaduras
suelen protegerse de los cambios, de lo externo y exterior a sí mismas, así que
pasen 100 años.
Nadie se opone a que reproduzcamos al lince ibérico, es más,
nos gusta que haya proyectos y programas para su recuperación y expansión por
toda la península. Ojalá viéramos alguno por aquí, aunque fuese lejos, porque
si lo vemos cerca igual lo atropellamos. Esta es la mayor causa de su
mortalidad.
Sin embargo, deberíamos oponernos totalmente a la
recuperación de esos partidos y organizaciones políticas, es más debería estar
prohibido cualquier subvención y oportunidad de ser para evitar males mayores a
medio y a largo plazo que son inevitables de dejarlos existir. Por salud
democrática.
Por la endogamia hacia la extinción. No hay otro camino.
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