viernes, 19 de julio de 2019


EL VALOR DE LA CIENCIA Y OTROS VALORES


En ciencias nunca ha sido un problema alejarse del sentido común, es más, cuanto más te alejas es más probable que se encuentre algún hallazgo interesante.

En la cosmovisión actual de Occidente se asume que una implicación filosófica importante es, precisamente, afirmar que la ciencia se aleja del sentido común, de los sentidos y de la cotidianidad de la vida. Por esto aceptamos sin pestañear que la Tierra se mueve aunque nosotros, el común de los mortales, no lo notemos y veamos que sale el sol por Valencia y  se pone por Cáceres. No pasa nada, es cosa de la ciencia astronómica, de la física, de la matemática, de un tal Copérnico y otro tal Galileo…

Sin embargo, en otros campos del ser humano, las cosas son bien distintas. Podemos tener delante de nuestras narices a una persona que maltrata, viola, abusa o asesina y no verla como tal, es más, la Justicia puede considerarla inocente o imponerle una pena irrisoria consiguiendo así mantener estas conductas intactas y una gran humillación para las víctimas.

Los valores éticos, los que valoran nuestra conducta, nuestro carácter, nuestras decisiones, se aprenden, así que se enseñan y quienes lo hacen son muchos factores, los más importantes son la familia, los amigos, las costumbres y tradiciones, la publicidad, las redes sociales, las religiones, la economía…por supuesto también la educación, la formal, la de la escuela, el instituto y la universidad, pero hoy los que más influyen son los primeros, sobre todo las redes sociales y la televisión.

La ciencia trabaja en sus laboratorios, alejados del mundanal ruido y cuando aparecen con sus inventos los aplicamos a nuestras vidas sin rechistar ni preguntarnos cómo ni por qué. No siempre ha gozado de esta confianza actual, pero una vez que la ha conseguido ya no hay manera de perderla. Pues bien con la ética no pasa nada parecido.

La ética trabaja con el comportamiento humano, sus intereses, sus deseos, sus necesidades y cuando resuelve que es mejor vivir en sociedades igualitarias, equitativas, justas, responsables, sostenibles, respetuosas, consumidoras, democráticas, razonables y dialogantes entre la diversidad cultural entonces, aunque tengamos ejemplos de referencia, empezamos a cuestionarlo todo y a decir que hombres más y mujeres menos, que si ricos más y pobres menos, que si los de aquí antes que los de allí, que si consumismo en lugar de consumo, que si economía lineal antes que circular, que si lo natural es la heterosexualidad y lo demás son radicalismos ideológicos…en fin, un montón de trabas antes de asumir el más mínimo principio ético que nos convenga a la mayoría si no a todos y todas.

La ética también bebe de la ciencia y la utiliza para extraer conclusiones sobre nuestra mejor manera de vivir, la que más nos satisfaga las necesidades y menos costes suponga para nuestras vidas presentes y futuras. No es tonta la ética, aprovecha lo mejor de cada casa…pero no es como la ciencia, es mucho más importante.  Nos dice que es mejor vivir en paz, respetar, tolerar, responsabilizarnos, prever, dialogar, razonar, comparar, practicar la justicia general y la solidaridad y no le hacemos caso. Y eso que es mucho más fácil de comprobar que lo de que la Tierra se mueve…


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