domingo, 28 de julio de 2019

LAMENTOS POR LA DESPOBLACIÓN






Cómo nos gusta el regodeo del lamento estéril...qué poco nos gusta ser previsores y pensar a largo plazo.

Hace poco Cuenca era noticia por el Mosaico de Noheda, una joya romana como pocas en la Península Ibérica. En otra zona próxima a Huete, en Garcinarro hay un yacimiento de la Edad del Bronce. Tenemos Dinosaurios originales como Pepito...todos estos ejemplos revelan la importancia de la situación geográfica de nuestra provincia desde siempre!!

Tal vez tener en cuenta el enclave geográfico hubiera sido un buen argumento para invertir de cara al futuro próximo y al lejano, por qué no.

Nada de lo que descubren los arqueólogos resulta inexplicable sino todo lo contrario, parece lógico encontrar estos restos y muchos más dada la orografía, la geografía y la ubicación de Cuenca.

Tenemos conocimientos de la tierra, de las plantas, de los recursos naturales desde hace mucho tiempo. Sabemos lo que sienta bien y lo que no, la que suponen las subvenciones y lo que no, lo que trae consigo la maquinaria y las tecnologías y lo que trae consigo el no tenerlas. Comprobamos la importancia de las comunicaciones a diario, cada vez que se tiene una necesidad y hay que coger el coche...todo esto se sabe desde hace mucho tiempo.

La importancia de los montes no se puede separar de la importancia de los habitantes de los montes.

Me temo que no hemos hecho ningún caso a las evidencias y los conocimientos por algún motivo, esto no sucede porque sí, tiene su causa y motivación.

A poquito que pensemos sale solo...agricultura intensiva, subvenciones a los latifundios, venta de espacios naturales para caza, pesca o industria privada, eliminación de líneas de autobuses, de trenes regionales, de inversiones en carreteras...así que los jóvenes se van y los mayores porque no pueden.
Y esta realidad no nos debería sorprender porque la estamos construyendo a diario. Cada vez que se pretende cerrar una escuela o un centro de salud hay un síntoma de debería hacer saltar todas las alarmas.

Lo último de lo último es hacer de los pueblos vertederos por instalación de macrogranjas o almacenes de residuos nucleares, en cualquier caso lugares indeseables para autóctonos o foráneos.

Con este panorama, pronto no habrá ya nada que lamentar. Triste, aunque se podría hacer algo, ¿no?


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